Vendedores ambulantes, la eterna deuda del Municipio de Rumiñahui

Janette Canchigña es comerciante informal desde hace 32 años, vende granos y hortalizas a una cuadra del mercado de Sangolquí. Una parte de sus productos es comprada a los mayoristas y otra es cultivada por ella en su casa, en Amaguaña.

Ella prefiere mantenerse independiente. Cuenta que intentó en dos ocasiones trabajar en el espacio de comercio que ahora se conoce como plataforma San Sebastián, la primera en 1991 y después en 2021, pero considera que definitivamente ese sector no es bueno para las ventas.

Los motivos son varios. En la época de los 90 no había transporte hacia ese sector. En el 2021 ingresó a la plataforma, pero solo estuvo dos semanas porque las ventas no fueron las esperadas y nuevamente tuvo que bajar al centro para acabar de vender sus productos.

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Otra razón que esgrime es que no ven desde el Municipio acciones concretas que incentiven la regularización. Además menciona que hay compadrazgos y favoritismos entre los dirigentes de los espacios de comercio y los funcionarios municipales. Y destaca que las plataformas designadas no están adecuadas para el comercio.

En esto coincide Gloria Yanchapaxi, vicepresidenta de los comerciantes de la plataforma César Chiriboga, quien se queja porque al ser formal paga impuestos y sin embargo debe trabajar en un espacio de 2,5 por 2,5 metros sin techo para proteger la mercadería y donde lo único que separa un puesto de otro es una línea en el piso.

Ella menciona que ha mantenido múltiples reuniones con las autoridades del GAD de Rumiñahui, con el fin de que se hagan mejoras en este sitio.

Para Francisco Torres, director de Fomento Productivo y Salubridad del Municipio, no se ha logrado ejecutar la Ordenanza 015, que dictamina reubicar a los vendedores informales en la plataforma San Sebastián, porque no tuvo la acogida deseada. “El Concejo (municipal) creyó que iba ser fácil decir: ‘Vamos, les ubicamos acá’”.

El funcionario identificó algunas razones por las cuales no se puede aplicar la norma. La principal es la difícil situación económica que atraviesa el país, que ha llevado a más personas a salir a vender productos en la calle, además del hecho de que los comerciantes buscan sitios concurridos. Los vendedores formales del centro les apoyan alquilando espacios como bodegas.

Los consumidores siguen comprando en la calle sin considerar los riesgos sanitarios que eso implica. Y por último, los comerciantes informales superan en número a los 40 agentes de control designados por el Municipio, convirtiéndose así en un tema difícil de regular.

Actualmente, 120 personas trabajan en la plataforma San Sebastián. Pagan $ 1,90 por puesto y pueden laborar en un horario de 06:00 a 16:00, los días jueves y sábado. Al estar dentro de este espacio y aparentemente bajo las regulaciones municipales, están sujetos a ciertos beneficios, como recibir capacitaciones, pero también a sanciones. Quienes se extienden en el horario son multados hasta con 400 dólares.

Julio Pacheco, director de seguridad del GAD de Rumiñahui, considera que pese a la ardua labor para retirar a los vendedores de las calles, aún hay mucho por hacer.

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Habla de “más de mil operativos realizados desde el 2020 en la lucha por recuperar los espacios públicos” en conjunto con la comisaría y otros entes.

Pacheco considera que “la informalidad no entiende las regulaciones de las actividades económicas, pese a las charlas que se han dado para que ocupen los espacios formales”. Y hace un llamado para que se regularicen.

Al consultarle sobre casos de corrupción denunciados dentro del cuerpo de agentes de control, nos menciona que el personal recibe capacitaciones dirigidas a evitar estas acciones y pide a la gente que, de existir casos, los denuncie en el departamento de Seguridad.

María Cando, quien tiene un comercio naturista frente a la plataforma César Chiriboga, cuenta que también vivió los inconvenientes de vender en un espacio sin la infraestructura adecuada y que siente pesar por sus compañeras de la plataforma, que tienen que soportar la inoperancia del Municipio.

Sobre la informalidad, es solidaria y reivindica este trabajo porque sabe que todos necesitan dinero. Considera que con una adecuada organización e inversión por parte de las autoridades, hay comercio para todos.

Hasta el 2019, la ley de este cantón permitía las ferias, que eran ventas en las calles y se las podía realizar los días jueves y domingo. En agosto del 2021 se reformó la ordenanza y se eliminó la palabra ‘feria’, quedando solamente los mercados y plataformas, en un esfuerzo legal para reubicar a los comerciantes informales en las plataformas.

Durante la pandemia la dinámica del comercio informal se modificó. De acuerdo con los datos del Municipio, hasta el 2021 había 3.000 comerciantes informales que estaban censados. De ese registro, solo un 2 % sigue en la calle, es decir para el 2023 el 98 % de los vendedores no regularizados son relativamente nuevos en Sangolquí.

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