Hay un motivo en común por el que la mayoría de los miles de católicos se volcaron a la procesión del Cristo del Consuelo: respirar paz y no violencia en Guayaquil y Ecuador.

Algunos decidieron hacerlo descalzos, sin pasos temerosos, y sosteniendo en sus manos figuras religiosas o velas.

Este fue el caso de Carlos Vallejo, habitante del suburbio, que acude anualmente a la procesión y en este 2023 no fue la excepción.

"La ciudad está viviendo días muy difíciles y pido porque haya paz ya no más muertes", exclamó el ciudadano mientras se dirigía al puente de la A, donde continúa la procesión.

Así como él, diferentes feligreses continuaron el recorrido incluso con familias enteras, ya sea con los niños en coches o en los hombros.

Se prevé que la procesión avance hasta la explanada del Cisne. Por ahora, en el sitio se encuentra personal del Cuerpo de Bomberos y agentes de la Policía Nacional y de la Policía Metropolitana.