Mientras, el ministro de Economía, Sergio Massa, volvió a bajar el perfil, y parece estar abocado a ver cómo cubre el bache de alrededor de, al menos, u$s25.000 millones que se estima en forma preliminar, como las pérdidas directas que está causando la prolongada sequía en el país y que provocó daños multimillonarios en prácticamente todos los rubros, aunque “el más mediático es el granarío, si bien también la ganadería está muy golpeada, igual que la lechería, la fruta, etc. y que, entre otros temas, está complicando la inflación, lo que se ve en el abrupto incremento de precios de algunos perecederos como frutas, hortalizas, huevos, etc., lo que puede llevar el índice de marzo, por encima del 6,6% de febrero, desvelando a los funcionarios de Comercio.
A su vez, no solo disminuirá sensiblemente el monto de las exportaciones (el grueso es agroindustrial), y de los ingresos fiscales (por caída en la recaudación de las retenciones por volumen), sino que buena parte del “interior”, y con algunos gobernadores a la cabeza, reclaman cada vez más fuerte a la Nación para que concrete las ayudas comprometidas a la producción comprendida en la Emergencia y en el Desastre Agropecuario, lo que incluye líneas de crédito con tasas menores, postergación de impuestos y pagos de créditos, suspensión de remates, etc. que todavía no está sucediendo. Y así se lo hicieron saber este fin de semana al secretario de Agricultura, Juan José Bahillo, en el sentido de que se podría “reactivar” el tractorazo, o la marcha sobre Buenos Aires, si no se efectividad los compromisos.
Por su parte, los gobernadores, aún los más oficialistas, enfrentan también sus propios cuellos de botella económicos, y con elecciones provinciales. “Es que si no se calman los productores, de nada va a servir haber desdoblado las elecciones, porque el malhumor de los votantes nos va a pegar igual”, reconocía el operador de uno de los gobernadores tradicionales, que pronto tendrán PASO en su distrito.