La economía desacelera pero hace méritos para otra suba de tasa

 La economía desacelera pero hace méritos para otra suba de tasa

En enero, EE.UU. creó cerca de medio millón de puestos netos de trabajo (472.000, según el último recuento) y desafió toda noción de aterrizaje, ni suave ni brusco. Después vendrían otras novedades -una inflación exacerbada y el discurso agresivo de la Fed- que le sumaron altísimo voltaje al despegar de 2023 hasta que la fulminante corrida de los depositantes del Silicon Valley Bank cambió la página. Una crisis bancaria capaz de llevarse puesto al centenario Credit Suisse en un abrir y cerrar de ojos bien podría clausurar el ciclo económico de un portazo. ¿Qué harían los bancos centrales enfrentados a la necesidad de restañar la estabilidad financiera y persistir en la lucha contra la inflación? La entidad que preside Jerome Powell y el Banco de Inglaterra subieron sus tasas un cuarto de punto. El BCE y el propio Banco Nacional de Suiza, medio. ¿Más leña al fuego, acaso? Wall Street piensa que no. De enero a marzo, el S&P500 trepó 7% y el Nasdaq, 17%. Los bonos piensan que sí y que habrá que apagar el incendio de prisa y con bajas urgentes de tasas cortas, a estrenar quizás tan pronto como en julio. ¿Dónde estamos parados entonces? Dónde, si la OPEP+ que lideran Arabia Saudita y la Rusia de Putin reacciona con un recorte de la producción diaria de más de un millón y medio de barriles de crudo, y el consecuente shock de oferta. Es cartón lleno.

Para quien no sabe adónde va nunca soplan vientos favorables. Y menos estas tempestades. Le queda aferrarse a la data. Y resolver en el margen.

La misma emergencia bancaria, a mitad del año pasado, era una tragedia. Cuando sosegar a la inflación requería dar mandobles de tasas de tres cuartos de punto -se aplicó una seguidilla de cuatro en seis meses-, ahí sí la banca central hubiera caído en una trampa. ¿Qué priorizar, el ataque a la inflación o la defensa de la estabilidad del sistema financiero, ambos en llamas? Habría sido una situación a la Volcker con una probable solución similar: la meneada estanflación. Por fortuna, la inflación dejó atrás sus picos, aunque es alta y tenaz en los servicios. El cuerpo aguanta: la economía y los mercados (incluyendo al sistema financiero en general) demuestran resiliencia. Por suerte, la política monetaria pudo enarbolar su andamiaje ofensivo sin interferencias. Solamente resta anudar la última milla. La sintonía fina exige mesura. Y saber dar el paso al costado.

La data se debilita. No hay dudas. Inclusive, en el corazón de la pujanza. El informe JOLTS por primera vez en dos años arroja menos de diez millones de búsquedas laborales. Pero, aun así, las 9,9 millones de vacancias desbordan a los 5,8 millones de desempleados. La ebullición se calma, sí. El pronóstico en tiempo real del PBI de la Fed de Atlanta vaticinaba un crecimiento del 3,5% para el primer trimestre, el 23 de marzo. Hoy vislumbra 1,5% con un salto del consumo del 3,4%. La data desensilla del recalentamiento a la moderación. Se debilita con rapidez pero no refleja debilidad. EE.UU. creó 236.000 empleos netos en marzo. Si se quiere ver así, tres veces más que los necesarios para mantener la economía en plena ocupación. Comparado con enero (472.000) y febrero (326.000) es una desaceleración pero, a la par, una confirmación de vigor notable.

La Bolsa, los bonos, la Fed. Todos son data dependientes pero cada uno a su manera. No extrañó que después de conocer las cifras los futuros de tasas de Chicago llevasen las chances de un aumento de un cuarto de punto al 71%. La crisis bancaria no terminó, alerta Jamie Dimon, el CEO del JP Morgan. Está claro, pero así tampoco terminó la doma. Wall Street no se pronunció. Tampoco replegó su avance. Espera el miércoles la inflación. Los futuros, que descuentan la suba de mayo, ven las tasas en baja desde julio o septiembre. Es la apuesta fuerte de los bonos. La Fed, a través de sus voceros, ratificó el mensaje que destila su mapa de puntos. La idea es izar las tasas y mantenerlas. Con el acento puesto en la conservación. Elevarlas un poco y mantenerlas mucho tiempo (Loretta Mester). Hay una única última suba de tasas escrita en nuestro destino, pero después espera una meseta, el altiplano y su aire enrarecido, y no el alivio inmediato de una caída en picada.

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