Diálogos de Wall Street

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Periodista: Creo que ya podemos hablar de una crisis bancaria, sin exagerar. Lo difícil es ponerle un nombre que la defina. Ya no es un evento “local y contenido”, como dijo el presidente de Credit Suisse el martes, y como acaba de comprobarlo en persona. Su acción se hunde 25%.

Gordon Gekko: Pasamos de preocuparnos por un banco regional de 211 mil millones de dólares en activos a tomarle el pulso a una institución sistémica a nivel global, que tenía 755 mil millones de dólares en activos a fines de 2021 y 531 mil millones en diciembre. Es un salto cualitativo.

P.: La liquidación de SVB no se produjo por un choque crediticio. Tampoco es la razón del traspié de Credit Suisse. ¿O me equivoco?

G.G.: Los activos cayeron porque el banco no tiene la rentabilidad que exige el mercado y debe reestructurar su negocio. Los tres fiascos que protagonizó -las caídas de Greensill y Archegos Capital y los escándalos en Mozambique- son anteriores a 2022. Todo el boom de 2021, el banco se la pasó tratando de poner orden en sus cuentas. Y achicando el balance.

P.: Silvergate, el primer banco que cerró en EE.UU., era diferente a SVB. Pero no importó. Credit Suisse es más distinto todavía. Está claro que el dominó es lo que manda. ¿Falló el muro cortafuegos de la Fed? ¿O qué?

G.G.: Conviene separar la paja del trigo, pero hay que entender que si se prende fuego el granero, las llamas no van a distinguir. Por fortuna, o de milagro, no es un incendio. No hay daño en los activos. Sí, en los pasivos. La volatilidad del fondeo (y del valor del capital) es extrema. No es un problema de solvencia, al menos, no que se sepa; pero la iliquidez hay que conjurarla para que no resulte el prólogo de futuros quebrantos.

P.: ¿Esto es un shock psicológico?

G.G.: Entiéndame. No es un desvarío. Es un problema de confianza. Lógico. El muro funcionó. Ya no hay razones para correr de la banca en EE.UU. si uno es el tesorero de una corporación, y debe decidir qué hacer con los millones de dólares en cuenta corriente para pagar el próximo vencimiento de impuestos. Y si la corrida persiste igual, los bancos pueden tomar toda la liquidez necesaria contra sus activos de calidad en la Fed por plazos de hasta un año y sin aforos.

P.: Pero la sensibilidad no se calmó. ¿Cómo saltó la chispa a Credit Suisse?

G.G.: SVB intentó una colocación pública de acciones y bonos preferidos para reforzar su posición de capital. Fracasó y resultó un búmeran. No es evidente que Credit Suisse necesite capitalizarse justo ahora. Pero consultado su accionista principal sobre su voluntad de aportar más capital, dijo que no. El Banco Nacional de Arabia Saudita traspasaría el umbral de 10% y enfrentaría otro marco regulatorio. No es su intención. Ese fue el gatillo puntual. No de una corrida de depositantes, pero sí de inversores contra el precio de sus acciones.

P.: Y, otra vez, contra las acciones de todos los bancos. En especial, los europeos. Son dos sacudidas fuertes en dos semanas. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. ¿Cómo se frena?

G.G.: Nadie espera que caiga Credit Suisse. Sí, el precio de las acciones bancarias. Si en el tumulto aparecen muertos encerrados en el placard del sistema, bingo. Ahí surgirá una crisis con todas las letras. Si no es así, será incómodo mientras dure, pero revertirá después. Tómelo como un examen de estrés en tiempo y condiciones reales. Uno espera que los reguladores intervengan, aseguren rápido la provisión específica de liquidez, y llegado el caso, reconfiguren la normativa para facilitar la aprobación del examen. Es lo que acaba de anunciar el banco central suizo.

P.: ¿Quedó atrapada la banca central en un juego de pinzas? Hay que aplacar la inflación pero también la inestabilidad financiera. ¿Suben las tasas, hacen una pausa, o comienzan a bajarlas (como sugiere el bono del Tesoro a dos años que tendrán que hacerlo pronto)? ¿Cuál es la prioridad?

G.G.: No hay una misma respuesta para todos. El Banco de Canadá dio un paso al costado en enero. Hoy son unos visionarios, la semana pasada parecía un error, vaya uno a saber la que viene. El Banco de Inglaterra estuvo en esta situación en septiembre cuando Liz Truss disparó una corrida contra la libra y los gilts y puso a los fondos de pensión “a horas del colapso”. ¿Qué hizo? Anunció una línea de liquidez extraordinaria para aventar el problema micro y mantuvo la suba de tasas. La línea fue un disuasivo y no se usó; la suba de tasas se ocupó de la inflación. Hay que explicar bien lo que se haga y las razones. Conceptualmente, si no hay un crac crediticio, no hay un conflicto. Y este shock va a reducir las condiciones financieras más que una suba de tasas. Un retoque de 25 puntos base y no tocar el mapa de puntos sería mi recomendación.

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