De cara a otro año complejo, existen diferentes variables que se deben observar para poder vislumbrar la marcha de la economía. Entre otras, las más significativas son la severidad de la sequía y sus consecuencias económicas, el nivel de inflación, la renovación de la deuda pública (tanto del Tesoro como del Banco Central), el gasto asociado a la campaña electoral y las negociaciones con el FMI. El precio del dólar, como siempre, también presente.
En cuanto a la inflación, uno de los emergente más visibles y palpables en el día a día, existen diferencias entre lo proyectado en el presupuesto y lo que se perfila en los estudios o análisis privados. En ese sentido, si bien el Presupuesto Nacional proyecta una inflación anual del 60% medida por el IPC, las estimaciones privadas la sitúan en el 100% (REM, febrero 2023).
La renovación de la deuda interna del Tesoro es otro tema al que hay que prestarle atención. Si bien con algunas dificultades y a un costo creciente, el Gobierno viene logrando renovar los vencimientos de títulos de la pública en pesos en manos del sector privado y llevando sus vencimientos hacia adelante (en este proceso se inscribe el “canje” de bonos recientemente anunciado).
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De todos modos, en la medida en que las necesidades de financiamiento sigan creciendo a consecuencia del déficit fiscal, el tema continuará vigente. El manejo de la deuda del BCRA, por otro lado, también será objeto de atención en los meses venideros.
El precio de la divisa estadounidense es, siempre, un foco de atención, en especial luego de un enero movido. El compromiso asumido por el Gobierno con el FMI implica evitar el “atraso” del tipo de cambio tomando como base la situación al mes de enero de 2022. Hasta ahora el Gobierno ha actuado en consecuencia mediante la implementación de un mecanismo de micro devaluaciones diarias del peso. A menos que se produzca una crisis macroeconómica de magnitud, la evolución del tipo de cambio acompañará a la tasa de inflación por lo que resta de este año.
Las elecciones presidenciales de este año tendrán un impacto sustancial sobre la economía. En términos generales, y al margen de otros factores, la incertidumbre que rodea a sus resultados ya genera disminuciones tanto en el consumo como en la inversión. En particular, se deberá monitorear el resultado de las PASO del 13/08, dado que las primarias suelen actuar en materia de expectativas como un anticipo del resultado de las generales (previstas, a su vez, para el 22/10 en su primera vuelta).
Dentro de las múltiples variables, existen algunas que tienen que ver con el foco externo. En especial, las eventuales subas de las tasas de interés que promueva la Reserva Federal de los Estados Unidos, y el desarrollo de la guerra en Ucrania. Ambos temas poseen la capacidad de afectar negativamente el nivel de crecimiento del PBI mundial (hasta ahora estimado en el 2,9% real para el año en curso por el FMI).
Como se ve, en un año signado por las elecciones, no solo hay que ver qué ocurre con las expectativas a raíz de los resultados y el gasto que implica la campaña, sino que son muchos los temas que se deben observar para entender y poder prever la marcha de la economía.
Silvia Tedin (Socia) y Ricardo Progano (Director Finanzas Corporativas) de SMS Buenos Aires