Algunas llevan hasta cinco décadas operando, pero su legitimidad de cobro, para? ? ? reconocer a los artistas por el uso de sus piezas musicales en radios, hoteles, locales comerciales y demás, se ha venido desgastando. Los dueños de estos negocios no solo cuestionan las normas “anacrónicas” que las Sociedades de Gestión Colectiva de Derechos de Autor tendrían para fijar tarifas, sino la poca? ? transparencia en el manejo y destino de estos recursos.
En el país son cinco las registradas: Sayce, Soprofon, Sarime, Egeda y Uniarte. Y, aunque el malestar ha sido generalizado, en los últimos meses Soprofon viene siendo el principal blanco de esas quejas. A esta sociedad, que desde el 1999 fue autorizada para recaudar por el uso de fonogramas con el fin de distribuir los beneficios entre los productores musicales, se la señala por una supuesta falta de legitimidad en su labor, debido a que “se niega a mostrar” los mandatos que tendría para cobrar a nombre de terceros (artistas tanto locales como internacionales) por sus derechos patrimoniales y sus respectivos repertorios (música).
El Código Orgánico de la Economía Social de los Conocimientos, Creatividad e Innovación (conocido como Ingenios), en su artículo 247, establece que las sociedades están obligadas a registrar ante la autoridad competente, en este caso el Servicio Nacional de Derechos Intelectuales (Senadi), dichos contratos de representación. No obstante, Sandra Touma, directora del estudio jurídico Vivanco & Vivanco, y especialista en temas de Propiedad Intelectual, aclara que “Soprofon no ha podido demostrar que los tiene dentro de las múltiples acciones interpuestas en contra de nuestros clientes”. Al respecto, agrega, se ha consultado al Senadi, pero “no responde a los pedidos”. EXPRESO contactó tanto a Soprofon como a Senadi, para hablar del tema; el primero no respondió , mientras que el ente rector, solo dijo estar procesando la solicitud de entrevista, “en cola”.
El malestar por cómo viene manejándose el sistema de cobro, señala Andre Obiol, dirigente hotelero, es de siempre. “Ningún sector turístico está feliz con las contribuciones a las sociedades... No solo por las amenazas judiciales y procesos de coactiva que hacen para recaudar”, sino por la falta de transparencia? también de adónde van esos fondos, dijo.
Igual criterio tienen los radiodifusores, quienes creen que?? esta “opacidad”, solo merma? ? la credibilidad y la confianza a un proceso que, reconocen, bien empleado serviría para proteger los derechos de los artistas.? ? Ellos están decididos a ir más allá: empezarán a exigir cuentas.
Desde inicios de este mes, la Asociación Ecuatoriana de Radiodifusión (AER) viene procurando asesoría jurídica para conocer el alcance de las responsabilidades de Soprofon. Las dudas están en la norma andina sobre Propiedad Intelectual, a la que el país se adhiere, y que eximiría a las sociedades a “demostrar la representación de todo su repertorio por cada proceso de cobro iniciado”.
María Gabriela Campoverde, socia de Crealegis y exdirectora del Senadi, señala que eso es verdad, pero aclara que “eso no significa, bajo ningún concepto, que las sociedades de gestión no tengan la obligación de registrar sus contratos de representación, sus mandatos, sus repertorios. La ley (el código Ingenios) es clara...y no solo eso , también en su artículo 250 habla de? ? brindar facilidades a los usuarios, tienen la obligación de mantener actualizada su base de datos de acceso público, con información clara? ? precisa”.
Pero la falta de transparencia no es lo único que preocupa, dice Eduardo Mendoza, director de la radio I99 y expresidente de AER, sino las normas bajo las cuales hacen estos cobros. “Años atrás, Soprofon tenía la razón de existir porque había sellos discográficos, hoy no.? ? Antes un promotor llevaba discos a la radio, se veía una gestión. Hoy se trabaja con tecnología, se descarga la música en plataformas como Apple, Spotify, en las cuales ya estamos pagando”.
Igual criterio tiene Sandra Chiquito, gerente general de radio Élite, quien cree que la norma debe ser revisada, en un contexto de precariedad económica para muchas estaciones radiales. Estos cobros, dice, si se los hace, no deberían basarse en los ingresos sino en las utilidades.? ? “Y ese es el gran problema. Nuestros ingresos han bajado entre un 35 y 40 % desde la pandemia. Antes las radios recibíamos pautas de $ 3.000, hoy $ 200, $ 400. Antes los pagos se demoraban 30 días, hoy hasta 180 días”.
Para Campoverde existen varias maneras de legitimizar al sistema. Y esto, dice, debe empezar con un cambio de mentalidad de varios actores: primero, los usuarios, respecto al pago de estos derechos.? “Mal podríamos decir que el fonograma ya no existe, tal vez ya no existen los acetatos, pero los derechos de edición discográfica siguen existiendo”. En segundo lugar, y no menos importante, están las mejoras de transparencia que deben aplicar estas sociedades, pero también los ajustes de control que deben garantizarse desde el Senadi.
Para esto último, incluso, cree que es necesario hacer una reforma al código Ingenios. “Las sociedades tienen instituciones terceras que realizan los monitoreos, sobre cuánta música se reproduce o cuántas veces se comunica una obra, esa información la reciben las sociedades, pero no el Senadi. Si bien el Senadi lo puede pedir, sí sería oportuno que haya una disposición legal expresa para que cada año se entregue esa información”.
Con esta obligatoriedad se estaría fortaleciendo una política de control. “ Hasta cuando yo estuve que fue enero de 2022, no se había hecho ese tipo de auditorías. Nosotros las empezamos a hacer, pero no sé si se continúe. Pero? ? alguien tienen que controlar eso. Senadi debe hacer un monitoreo a esas auditorías y hacer que eso coincida con el pago de regalías que se hace a los socios (artistas)”. Eso, en definitiva, dice, es lo que devolverá la confianza a este sistema. Hoy, lo más urgente por recuperar.
“Soprofon debe revisar norma obsoleta”
- ¿Qué tan recurrentes vienen siendo estas quejas respecto a los pagos que se hacen a Soprofon?
- Permanentemente ha habido una insatisfacción de parte de los asociados de? ? AER, porque no hay una explicación de parte de ellos sobre el destino de los fondos y recursos que los asociados pagan por derechos a fonogramas. Según Soprofon, ellos recaudan el dinero y se lo destinan a los autores, pero nosotros no sabemos qué tan cierto es eso y si Soprofon tiene suscrito contratos (de representación)con los autores? ? o con otras instituciones.
- Ellos alegan que existe una ley que les faculta el cobro.
- Y también mencionan que ellos no están obligados a darle cuentas a ninguna persona ni a nuestros asociados que cumplen cancelando las cuotas, pero seguiremos haciendo consultas, en este caso a organismos superiores porque sin transparencia no se puede seguir...Hay quejas de autores, no lo hacen públicamente (por miedo a represalias), pero que aseguran no estar recibiendo sus regalías. Hoy con tanta tecnología debe haber transparencia sobre el destino de estos fondos. Toda acción requiere transparencia, en especial cuando se maneja recursos ajenos. Pero nosotros vemos el portal de Soprofon? ? y no estamos hallando respuesta a nuestras inquietudes, a nuestras interrogantes.
Nosotros no estamos llamados a pedir auditorías, pero sí tenemos el derecho de preguntar, por los respaldos que debe tener de los recursos que pagamos por concepto de derechos de autores.
-Ustedes hablan de un doble cobro, alegan que ya Sayce cobra por el derecho a la música. ¿Soprofon debería dejar de existir?
- Yo no voy a discutir sobre si Soprofon debe existir o no, pero lo que sí creo es que esta sociedad debe? ? saber que ya estamos en otro tiempo.? ? Deberían revisar su normativa y adaptarla a la actualidad. Antes en las radios usábamos el acetato, un fonograma que ya no existe. Ahora ya nosotros usamos plataformas, bajamos? ? música y pagamos por eso.? ? Ya los fonogramas no existen. No solo es falta de transparencia...Soprofon debería sentarse con nosotros y revisar el tema, tampoco estamos de acuerdo en la forma en cómo se quiere cobrar.
- ¿Qué reformas usted plantearía?
- Por ejemplo tampoco estamos de acuerdo es que se nos? ? cobre en base a los ingresos, y no a las utilidades. Ellos deberían ponerse de acuerdo a quién también le deben cobrar? ? y aplicar ciertas exenciones. Una radio deportiva? ? o que se dedica a dar solo noticias o que no es musical, ¿por qué tiene que pagar estos derechos?? ? El sentido de cobro es la música, pero si no se dedican a eso, no deberían pagar.? ? Lo? ? otro, tenemos una Ley Orgánica de Comunicación que? ? nos exige que en nuestra parrilla diaria se transmita música nacional, nosotros no ganamos por eso, sin embargo, por eso debemos pagar. Sobre estas cosas, Soprofon debe afinar el lápiz y sí cabe ponernos de acuerdo. Sobre estos temas y, repito, sobre la transparencia. Si vemos en qué se están ocupando los fondos, todo el mundo pagará con confianza, pero si no tenemos claro el destino, y más si? ? hay reclamos de los afectados, de los autores, obviamente se origina? ? una interrogante sobre el cobro.