La Declaración de Casablanca

La gestación subrogada (vientres de alquiler de embriones) “viola la dignidad humana y contribuye a la mercantilización de las mujeres y los niños”, subrayaron 100 expertos de 75 países, reunidos el pasado 3 de marzo en la ciudad marroquí de Casablanca, en una declaración en la que instan a los Estados a adoptar un compromiso firme con la prohibición de esa práctica.

La maternidad por subrogación implica la encomienda, por parte de uno o varios progenitores intencionales (padres por subrogación), a una mujer (madre biológica) para que geste un niño en beneficio de los anteriores, bien a partir de los gametos propios de ellos o de donantes. Por norma, la madre biológica es de un estatus económico inferior al de los ordenantes, y recibe un pago por su ‘servicio’.

Los firmantes de la Declaración de Casablanca, profesionales de las áreas del Derecho, Medicina y Filosofía, procedentes de los cinco continentes, solicitan de modo conciso a los responsables políticos que no se hagan distingos entre modalidades o tipos de gestación subrogada (si remunerada o ‘altruista’), y recomiendan que se niegue “todo valor jurídico a los contratos que impliquen el compromiso de una mujer de gestar y dar a luz a un niño”.

Dicen, además, ser conscientes “del sufrimiento de las personas que no pueden concebir” y “del atractivo de las tecnologías de reproducción”, pero igualmente afirman serlo de la necesidad de una “protección eficaz de la dignidad humana”.

Mario Monteverde Rodríguez

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