Este jueves, en el juicio que investiga a 14 policías por encubrimiento y homicidio de Lucas González, exjugador de Barracas Central, declaró el exjefe de la División de Homicidios de la Policía Federal Argentina. Aseguró que los acusados "no corrían riesgo de vida como para utilizar sus armas" y calificó al hecho como "aberrante".
"Las circunstancias en que muere la víctima es un hecho aberrante y las conductas que llevaron a cabo la dotación del móvil policial deja mucho que desear", consideró Gustavo Gauna, exjefe de la División Homicidios de la PFA, actualmente a cargo del Departamento Trata de Personas.
Gauna fue el encargado de dirigir las primeras diligencias en la pesquisa por el crimen del jugador y en su exposición sostuvo que Gabriel Alejandro Issasi (41), Fabián Andrés López (48) y Juan José Nieva (37), entonces integrantes de la Brigada 6 de la Comuna 4, "no tenían riesgo de vida como para utilizar sus armas".
"En mi experiencia como personal policial, si yo no tengo riesgo de vida no tengo por qué hacer uso de mi arma de fuego. A mi entender, el personal policial no corría riesgo de vida", remarcó.
Además, sumó detalles sobre el peritaje: "No se ve una secuencia de enfrentamiento. Incluso, la única cámara que avistaba la aproximación del vehículo policial que intercepta al vehículo Volkswagen está difusa. Está lejana y tapada por una rama", remarcó.
Previo al testimonio de Gauna, declaró otro agente de la PFA, el principal Gustavo Maciel, quien estuvo a cargo de la coordinación de las cuatro brigadas de la División Homicidios.
Este testigo señaló que de los análisis realizados e no pudo establecerse que el auto utilizado por los acusados llevara balizas o sirena al momento de la persecución del auto el que viajaba Lucas con sus amigos Julián Salas, Joaquín Zuñiga y Niven Huanca.
"Acorde a los protocolos de la policía no se puede hacer una persecución sin balizas, debido a la peligrosidad que eso implica. Por eso se identifican con sirenas o balizas. En el video no vi balizas ni la sirena, denominada 'chichón'", afirmó Maciel.
El 17 de noviembre de 2021 Lucas González volvía de entrenar junto a tres amigos salieron de entrenar en Barracas y tras detenerse en un kiosco, los chicos notaron que estaban siendo perseguidos por un Nissan Tiida en el que circulaban tres policías de la Brigada 6 de la Comisaría Vecinal 4D, que no estaban uniformados ni llevaban balizas.
Los jóvenes supusieron que se trataba de un robo e intentaron escapar. Los efectivos policiales les dispararon y un balazo impactó en la cabeza de Lucas, quien murió al día siguiente en el Hospital El Cruce de Florencio Varela.
De acuerdo con la investigación, tras disparar contra los jóvenes, los policías intentaron simular que se había tratado de un enfrentamiento con delincuentes, maniobra a la que se habrían sumado otros efectivos, que "plantaron" un arma en el auto de las víctimas.
A Issasi, López y Nieva se les adjudica la coautoría del delito de "homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial".
Además, los tres enfrentarán cargos por las "tentativa de homicidio agravado, falsedad ideológica y privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley", en el caso de los amigos de Lucas.
En tanto, otros 11 policías de la Ciudad, también detenidos, están siendo juzgados por el encubrimiento del crimen de Lucas y las torturas las que fueron sometidos los otros chicos.