Aunque difícil de encasillar A Ghost Story, la película dirigida por David Lowery, se puede definir como una historia de amor a partir de un drama. Una revelación de lo que puede llegar a pasar después de la muerte.
Un músico y su mujer viven en un pueblito de Dallas, en Texas cuando la esposa propone mudarse ante la negación total de su marido que, aferrado a su hogar, su lugar y sus costumbres, se niega rotundamente a hacerlo.
Luego de un trágico accidente en el que el hombre muere, “nace” el fantasma que volverá a su casa para tratar de entender esta nueva vida y acompañar desde algún lado que aún desconoce a su amada.
A casi seis años de su estreno en cines, HBO decidió subir a su plataforma este espectacular film que volvió a impactar como aquella primera vez que se vio, en 2017. Es una película agradable de ver que se remite a los inicios del cine.
El cine es una historia contada en imágenes. Bueno, Lowery hace gala de ello en A Ghost Story. Casi no se habla en la película que dura 1 hora con 34 minutos pero los mensajes quedan clarísimos. Miradas, silencios, pausas, andares, todo transcurre en una plácida y serena armonía que transmite el pesar de los protagonistas.
El director David Lowery eligió mostrar al fantasma con una simple sábana agujereada a la altura de los ojos, como tantas veces se vio en los dibujitos animados de nuestra infancia, porque la estética es lo que menos importa en la historia y a su vez es lo que la hace llamativa al primer golpe de vista. El espectro es bien humano; no vuela ni traspasa paredes; sólo acompaña, en silencio, el dolor de su viuda.
Las actuación protagónica de Rooney Mara fue sobresaliente y muy elogiada, en contraposición con la del ganador del Oscar en 2007 como Mejor Actor de Reparto en “El asesinato de Jesse James por el cobarde de Robert Ford”, Casey Affleck. El hermano de Ben venía de ganar la estatuilla también como actor principal el año anterior (2016) por su labor en "Manchester by the sea" y la exigencia fue mucha y la crítica despiadada ya que Affleck bajo un atuendo sin expresión logró transmitir la tristeza, soledad y desolación de su personaje, ayudado claramente por el gran guión de la película.
Para los treintañeros se podría decir que es la nueva Ghost, la sombra del amor (aquella película interpretada por Demi Moore y Patrick Swayze a principio de la década de los ’90) pero sin un villano en particular.
La película asombra por su originalidad en la que propone un juego en el que se entra o no. Una idea que les parecerá una maravilla o que no les llamará la atención para nada, sin término medio. De todas maneras, es una propuesta audaz a la que vale la pena darle una oportunidad. Pasen y vean… o sientan.