El agua lleva sonrisas a una barriada argentina

Las calles son un basurero, los cruces son un charco de agua sucia. Las paredes de las casas se hacen con el material que se puede, los chicos juegan entre escombros, la lluvia es una catástrofe. ¿El Estado? Ausente. Por eso, las madres agradecen la ayuda que ofrecen los voluntarios y los privados; el resto pregunta cómo acceder.

En la comunidad La Bistrica, de la localidad de José C. Paz, en la provincia argentina de Buenos Aires, once familias sonríen porque la alianza entre la organización social Techo y el proyecto social ‘Softys Contigo: más cuidado para todos’, de la empresa chilena Softys, les permite acceder a una vivienda de emergencia con un baño.

Bajo el sol y el calor extenuante pero con energía, 150 voluntarios de ambas organizaciones construyeron en dos días las viviendas con paredes de madera, techo de chapa y material aislante y los respectivos baños con un lavamanos, una ducha y un inodoro, que tienen una vida promedio de diez años.

Una de las beneficiarias del programa es Nancy Aredes, una ama de casa de 38 años que desde hace un lustro vive en el predio, donde tuvo que empezar “a pulmón”.

Está agradecida con los voluntarios. “No vas a ver otra gente que quiera ayudar”. Al barrio “no viene ningún político” y “que aparezca gente así en tu vida es un cambio”.

La casa de madera nueva contrasta con aquella donde vive con su hijo de 14 años y su pareja, Lionel, y sus dos hijos.

“Estoy recontenta”, dice Aredes, con la mirada iluminada. “Me di cuenta de que pelearla vale la pena”. Y recuerda: “Acá hemos vivido un montón de cosas, inundaciones, falta de luz”.

En el predio no hay agua ni alcantarillado. Aredes cuenta que tienen que pedirla a las ‘casitas’ con agua corriente. Al principio acarreaba el agua tres cuadras con bidones, hasta que pagó una conexión. Tenía un baño precario de nailon y chapa de plástico, una ducha hecha con un ‘dispenser’ y un inodoro que era un balde de 20 litros, hasta que armó un baño respetable. Se sorprendió de lo rápido que le construyeron su nueva morada. “Hoy se bañan todos, chicos”, avisa.

En otra casa casi terminada, Romina, de 32 años, y sus tres hijos lo primero que hacen es colgar una foto familiar.

“La mejor imagen del programa de vivienda es la inauguración” y “ver la mudanza de la familia”, “cómo empiezan a habitar el espacio que tanto esfuerzo les costó”, cuenta la directora de Buenos Aires Norte de Techo, Florencia Hermosa.

En Argentina, la alianza busca construir 252 viviendas con soluciones sanitarias y de acceso a agua (42 en 2023), que beneficiarán a 950 personas e indirectamente a más de 1.500.

Techo (que cumple 20 años en Argentina) pone la gestión social del proyecto, al hacer una detección y asignación previa de las familias, que luego elige con la comunidad; mientras que Softys aporta con su financiación, ideas y voluntariado.

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