Alimentos funcionales: ¿qué son y qué beneficios adicionales ofrecen?

 Alimentos funcionales: ¿qué son y qué beneficios adicionales ofrecen?

Los avisos publicitarios de alimentos promocionando sus propiedades terapéuticas suelen generar confusión en muchos consumidores. Sin embargo, aquellos que buscan información para responder a sus inquietudes, pueden recurrir a las apreciaciones técnicas existentes en la materia.

En un artículo publicado en “Salud para Todos”, los especialistas señalan que los alimentos son sustancias que se ingieren con el fin de satisfacer la incorporación de nutrientes para el mantenimiento de las funciones vitales del organismo. Sin embargo, esto no implica que no haya ningún vínculo con enfermedades.

En los últimos años, se aceptó la existencia de un grupo particular de alimentos denominados funcionales, que se caracterizan por aportar sustancias con funciones fisiológicas definidas, brindando beneficios para la salud de quien los consume. Para ser considerados como tal, deben demostrar que poseen un efecto benéfico sobre una o varias funciones específicas del organismo, más allá de los efectos nutricionales habituales.

Los alimentos funcionales tienen componentes o ingredientes funcionales que pueden ser vitaminas, antioxidantes, minerales, fibras dietarias, entre otros. Las vitaminas son compuestos orgánicos nutricionalmente esenciales que regulan procesos metabólicos y no pueden ser sintetizados por el cuerpo, entre las más conocidas se encuentran la A, C, D y B.

Por otro lado, los antioxidantes son componentes de los alimentos, se encuentran en frutas y verduras y previenen el ataque de los radicales libres hacia las células. Los minerales como calcio, hierro, fósforo, magnesio, selenio, boro, cromo, cobre, níquel y zinc son esenciales para el cuerpo humano.

Las fibras dietarias son partes de frutas, vegetales, granos, nueces y legumbres que no pueden ser digeridas por los seres humanos, mejoran la absorción de nutrientes, favorecen el tránsito gastrointestinal y pueden ayudar a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y otras. Las fibras se clasifican en insolubles y solubles, y son un componente importante en la categoría de alimentos funcionales.

Los productos que pueden considerarse como funcionales son aquellos que contienen componentes como vitaminas, minerales, fitoesteroles, omega 3, fibras, probióticos y prebióticos. Los lácteos enriquecidos con vitaminas y minerales, las barras de cereales con vitaminas y/o fibras, los yogures con probióticos y los alimentos ricos en fibras o prebióticos son algunos ejemplos de alimentos funcionales.

Si bien internacionalmente se coincide en que estos alimentos pueden aportar ciertos beneficios, los criterios de inclusión en la categoría no son iguales. Por ejemplo, en Japón se considera que la leche enriquecida con oligosacáridos es un alimento funcional, ya que actúa sobre la flora digestiva y aumenta la cantidad de bífidos. En cambio, en Europa, el mismo efecto no se interpreta como la mejora concreta de una función, por lo tanto, el alimento no ingresaría dentro de la categoría de funcional.

Las distintas clasificaciones se expresan como diferencias en la regulación. Así, desde 1991, Japón tiene normativas para los alimentos destinados a un uso higiénico específico (denominadas FOSHU), lo cual permite formular, tanto en los rótulos como en los avisos publicitarios, declaraciones de propiedades, previa aprobación del Ministerio de Sanidad, sobre la base de un informe científico.

En Europa, por otro lado, dado que las normas difieren entre los distintos países, no existe una legislación homogénea que codifique en detalle las declaraciones de propiedades nutricionales o higiénicas, debatiéndose, además, si es legítimo que se realicen declaraciones acerca de la prevención de enfermedades.

En los Estados Unidos, desde 1993, aprobaron declaraciones que relacionan el consumo de ciertos componentes con la prevención de enfermedades específicas. Por ejemplo, el sodio se relaciona con la reducción de la hipertensión, el calcio con la disminución de la osteoporosis, los folatos con la prevención de defectos de nacimiento en el tubo neural y las proteínas de soja con la prevención de enfermedades coronarias. En Argentina, el tema de los alimentos funcionales es relativamente nuevo y aún no está regulado por el Código Alimentario Nacional.

Instituto Nacional de Alimentos organizó un grupo de trabajo con el objetivo de proponer una normativa adecuada para los alimentos funcionales. Este tipo de alimentos no están contemplados en el Código Alimentario, lo que genera un problema en términos de regulación y control. En contraste, en los Estados Unidos, las autoridades aprobaron declaraciones relacionadas con la prevención de enfermedades específicas a través del consumo de ciertos componentes.

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