El principal economista del Banco de Inglaterra (BoE), Huw Pill, aseguró que en el Reino Unido las personas son más pobres, una realidad que el país debe aceptar para reducir la inflación: "De alguna manera, en el Reino Unido, alguien debe aceptar que está peor y dejar de intentar mantener su poder adquisitivo real subiendo los precios".
En un podcast en EEUU que recopiló la la cadena BBC, Pill explicó que la inflación del Reino Unido, que fue del 10,1% en el año hasta marzo, está impulsada en parte por la renuencia de las personas a aceptar que están peor.
Según el economista, el aumento está relacionado a los aumentos salariales: el incremento de los precios y las facturas llevó a los trabajadores a reclamar mejores salarios, las empresas subieron sus precios y de igual manera lo hizo la inflación.
Habló de un "juego" entre los aumentos salariales y de precios, lo que sólo empeoraría la situación: "Ese juego de pasar el paquete que está sucediendo aquí, ese juego es uno que está aumentando la inflación, y esa parte de la inflación puede persistir"-
Uno de los intentos para bajar la inflación por parte del Banco de Inglaterra se centró en el aumento de la tasa de interés a un 4,25%, el nivel más alto en 14 años, con el objetivo de enfriar la demanda de bienes y reducir la inflación. Sin embargo, muchos trabajadores pidieron aumentos salariales para aliviar la presión sobre sus presupuestos.
Los números respaldan la afirmación de Pill acerca de la pobreza y el aumento de precios: el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Reino Unido se desaceleró en marzo a 10,1% interanual, una ligera mejora respecto del 10,4% del mes anterior, pero menos de los esperado, según la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS). La cifra sigue siendo alta en comparación con las expectativas de los economistas, que esperaban una cifra del 9,8%.
De hecho, la inflación de alimentos y bebidas no alcohólicas alcanzó el nivel más alto desde agosto de 1977, con una medida del 19,1%. Los altos costos de los productos básicos y de producción son los principales culpables.
La inflación afectó de manera desproporcionada a los hogares de bajos ingresos, ya que estos gastan una mayor proporción de sus ingresos en alimentos.