Cómo evitar el malestar de las bolas de pelos en los gatos

Cuando se habla de bolas de pelos, de inmediato quienes conocen de gatos saben que están relacionadas con ellos. ¿Pero qué son y por qué pueden ser perjudiciales para la mascota?

Estas pelotas se producen por el constante acicalado (limpieza) o lamido que se hace el gato. Esos pelos que el minino se saca con su lengua, se los traga cada vez que se asea.

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“Los gatos mudan y cuando se acicalan van retirando tanto el pelo muerto como el pelo normal. Su lengua está cubierta de unas como espinitas llamadas papilas, que retiran todo el pelo, el cual en su momento se tragan, pues no pueden escupirlo”, explica el veterinario Alonso Veloz.

¿Se ha fijado alguna vez cómo es la lengua de los gatos? La lengua de estos felinos está protegida por un tejido erizado. Esta particularidad hace que los pelos se queden incrustados en ella cuando los gatos se están aseando (obligando al gato a tragárselos). El problema empieza cuando se acumulan demasiados, ya que pueden formar un bloqueo en la garganta o el estómago del animal.

Normalmente se eliminan en las heces, sin embargo en otras ocasiones los expulsan mediante el vómito. De lo contrario, se acumulan, generando, por ejemplo, obstrucciones en sus intestinos.

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Por ello es imprescindible que el gato sea cepillado con frecuencia, para de esa forma evitar que se trague pelos en exceso. Esta actividad, además, ayudará a que su pelaje se mantenga saludable.

“Si tiene el pelo corto, el cepillado debe ser de dos a tres veces por semana. No obstante, si su pelaje es largo, por ejemplo en gatos persas que tienen doble capa, lo recomendable es cepillarlo una vez al día”, sugiere el veterinario.

EXCESO DE LAMIDO

Hay una patología que es el acicalamiento excesivo, pero es un problema psicológico que se trata con medicación, hasta que el animal vuelva a estar normal. Se suelen encontrar huecos en el pelaje. Un exceso de lamido se da por estrés. Son comportamientos erráticos que el animal toma.

NO ES DAÑINO

Por lo regular el pelo no es dañino, a menos que veamos al gato inapetente, decaído, vomitando muy seguido, con diarrea o si no puede defecar. “En esa situación, hay que hacerle exámenes o ecografías para descartar que los pelos hayan provocado alguna obstrucción intestinal y proceder a retirarlos con cirugía. Tuve un caso en el que saqué del estómago de un gato una bola llena de pelos que entraba en mis dos manos”, recuerda Veloz.

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