Ochenta y cinco años de vigencia del Código de Trabajo lo convierten en obsoleto frente a la revolución tecnológica, la globalización y el cambio de modalidades en el ejercicio del trabajo.
Siendo la trilogía de la relación laboral el empleador (inversionista), el trabajador (fuerza transformadora o prestadora del servicio) y el Estado como ente regulador (árbitro) de la relación entre los dos anteriores; siendo el interés de inversionistas (empleadores) y trabajadores obtener beneficio económico, el que en un mundo globalizado solo se logra con eficiencia en costos de producción y/o de la prestación de servicios, tal cual China, que invadió con sus productos a nivel global por su bajo precio y calidad aceptable, trazando el modelo a seguir; es por tanto necesario eliminar los beneficios excesivos para ser competitivos a nivel global.
El desarrollo y riqueza de China, logrado en 60 años en que pasó de una economía agrícola tercermundista a una economía industrializada y tecnológica, es innegable, por ello el porcentaje de desempleo es de un dígito, gracias al principio económico de la economía de escala con base en la productividad y bajo costo, haciéndose competitiva gracias a la política de flexibilidad contractual implementada por el gobierno chino.
Las formas y modalidades de trabajo de fines del siglo XX cambiaron, mutaron; esa realidad se evidenció en la pandemia, donde el discurso político pasó a ser relegado por el pragmatismo que permitió cambiar modalidades y condiciones de trabajo, utilizando la tecnología, aterrizándonos a la realidad del nuevo siglo y del mercado mundial.
La pandemia reveló la necesidad imperiosa de tener una nueva legislación laboral, acorde a la realidad actual de un mercado global; y no una reforma laboral llena de excesos que solo persiguen el clientelismo político, lograr votos, y cuya consecuencia en la historia es desempleo de dos cifras y mayor pobreza gracias a una legislación rígida, de confrontación, en lugar de flexibilidad contractual y de colaboración. Por lo dicho, en lo laboral, necesitamos una nueva normativa y no una reforma laboral.