Guayaquil: “Dormimos con miedo de que el cerro se lleve nuestras casas”

La casa mixta de Jéssica Burgos, ubicada en una ladera del cerro del Carmen, está endeble. Una de las paredes de caña que da a la altura del parque Jacinto Morán de Buitrón, más conocido como La Pampa, está desclavada y se agita como cortina. Algunos puntales asentados en el barranco están podridos y, al caminar, el piso de tablas tiembla.

“Tengo miedo. Con la lluvia del lunes pasado, las piedras del cerro comenzaron a deslizarse y la casa se remeció durísimo. Creímos que el cerro se la llevaría”, cuenta angustiada la mujer, quien vive en el sector con sus dos hijos de 7 y 4 años.

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Burgos es dueña de una de las diez casas ubicadas en la ladera del cerro y que están a punto de desplomarse, pues con las lluvias el terreno cede cada día.

Cuenta que la semana pasada apuntaló su casa con una sola caña porque el dinero no le alcanzó para comprar más.

“Cuando llueve, el suelo se va desmoronando. Dormimos con el temor de que el cerro se venga abajo junto con nuestra casa”, reitera la mujer.

Según los moradores, el problema no es reciente. Ellos viven con una preocupación permanente hace más de 15 años, cuando se iniciaron los primeros deslizamientos.

“Lo dimos a conocer en las administraciones del alcalde Jaime Nebot y de Cynthia Viteri. A ellos les pedimos que nos hagan construir un muro de contención para evitar que la tierra siga desprendiéndose. Pero ninguno de los dos alcaldes nos escuchó”, lamenta Douglas Peñaherrera, dueño de otra vivienda que también está en peligro.

A pocos días de que termine el período de Viteri, EXPRESO consultó al Municipio de Guayaquil ¿qué planes deja para solucionar el problema de las viviendas de los vecinos del cerro del Carmen? y ¿por qué no se atendió con tiempo el requerimiento? Sin embargo, no hubo respuestas.

Peñaherrera recuerda que hace cinco años se presentó un problema similar al que se está viviendo en este momento. “No se ha hecho nada por corregir el asunto y las lluvias han causado que nuevamente se reactive”, insiste.

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La preocupación de los dueños de las casas se acentúa más, tras el anuncio de la presencia del fenómeno de El Niño que traería más lluvias. “No queremos imaginar qué pasará con un invierno prolongado. A lo mejor nuestras viviendas ahora sí terminan desplomándose y nos quedamos en la calle, si es que quedamos vivos para contarlo”, menciona preocupada.

En las laderas del cerro hay más de una docena de casas. Unas están construidas con caña, otras son de cemento y pocas son de construcción mixta.

De ellas, cinco que están junto a una especie de abismo son las que corren más peligro.

Por ello, desde abajo de la ladera se puede ver que las bases de esas viviendas están apuntaladas con cañas y palos que los dueños han colocado para amortiguar una posible caída, que cada día se hace más inminente.

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“Hemos tenido que sostenerlas, caso contrario nos hubiéramos ido abajo hace rato”, refiere Tito Carrión, quien habita en el sector, mientras muestra a EXPRESO el punto exacto donde ha colocado los puntales.

Las piedras, lodo y basura que bajan por la ladera cae en La Pampa. Y eso origina otros inconvenientes, especialmente para los niños que no pueden hacer uso de ese parque por el temor de que algún material o residuo les provoque daños.

“Yo no puedo dejar que mi hijo vaya a jugar fútbol a la cancha, como antes lo hacía. Hay rocas y piedras esparcidas en el sitio que impiden que los niños, e incluso los mayores, puedan desarrollar algún deporte sin la preocupación de tropezar con esos obstáculos; o peor, que alguna piedra le pueda caer encima”, explica Alejandro Cisneros, quien habita en la zona.

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La preocupación también la viven quienes habitan en la parte baja del cerro. Cecilia Burbano teme que los deslizamientos de tierra continúen y que las casas del cerro se desplomen y caigan sobre la de ella.

“Esto sería muy lamentable, pero lo es aún más que las autoridades no hagan nada para evitar cualquier inconveniente”, enfatiza.

Burbano recuerda que hace cinco años, personal de la Municipalidad visitó el sector para conocer sus necesidades.

“Le dijimos que era necesario la construcción de un talud o muro de construcción. Ellos informaron que iban a analizar el pedido, pero no pasó nada. Ahora nos toca esperar que el alcalde electo, Aquiles Álvarez, se posesione el próximo 14 de mayo para insistir en el pedido” , argumenta.

Sin embargo, reconoce que las lluvias no conocen de plazos y que estas podrían acentuar un problema que tiene más de una década.

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