… que, mientras el presidente Alberto Fernández negocia con su par de Brasil, Inácio Lula da Silva, hoy ya uno de los mayores productores de alimentos del mundo y que, en lugar de comprar en Argentina (que ni siquiera podrá abastecer la demanda de trigo del país vecino), la proveerá de porotos de soja para atenuar, parcialmente, la alta capacidad ociosa de este año, cuando se espera una cosecha final en el país que puede bajar, incluso, de los 23 millones de toneladas, mientras que el principal socio del Mercosur, superó (con récord) los 154 millones, los productores locales siguen “esperando que llueva”. Las precipitaciones, como ya adelantó este diario, deberían rondar los 150-180 mm, antes de fin de mes, para poder cumplir con la aparente expectativa de siembra de 6,5 millones de hectáreas de trigo, cultivo que inaugura el calendario agrícola anual. A partir de ahí, seguramente la superficie irá en descenso. Pero junto con el clima, también la seguridad de provisión de insumos clave, es otra incógnita para la producción. “Con yuanes los fertilizantes aparecen”, reconoció una fuente comercial, aludiendo tácitamente a las restricciones para el acceso a dólares para la importación de otros orígenes. En tanto, el mercado internacional mantiene un debilitamiento relativo. “En EE.UU. el avance de la siembra de maíz y de soja, viene a un ritmo más acelerado, y se espera buen clima para las próximas semanas. Esto provoca bajas en las cotizaciones por ser uno de los principales productores y exportadores. A esto se le suma la menor demanda sobre este país debido a la competencia por el ingreso de mercadería desde Brasil que está terminando su cosecha (…), y mejora su competitividad frente a EE.UU.”, señala la analista de AZGroup, Catalina Ferrari, para explicar la debilidad relativa también en el mercado local.
… que, mientras comienzan a “sentirse” los efectos de la seca vía la caída de recaudación y de ingresos por exportaciones, el Monitor Agroindustrial de abril da cuenta que la molienda de soja es la más baja en 18 años, a unos 27 millones de toneladas, con una caída de 30% respecto al año pasado. Además, se registró una fuerte desaceleración en las ventas de parte de los productores que durante marzo y abril apenas ofertaron unos 2 millones de t, vs. 7 y 6 millones de ventas, respectivamente, en 2022 y 2021. Para varios analistas, esto responde, en parte, a los adelantos de ventas de los Planes Soja I y II, aunque también la fuerte caída en la producción de este último ciclo, y la incertidumbre económica y cambiaria abonan ahora la tradicional cautela de los productores, para deshacerse de sus tenencias. Contrariamente, señala el Monitor, aumentó fuertemente la molienda de girasol (el de mejor performance en este último ciclo), que pasó de 224.000 a 443.000 t, con un crecimiento de + 98%. Otro producto que también se vendió bien (y aprovechó el dólar agro) es la cebada, aunque tal vez no pueda repetir ese comportamiento en la actual campaña 23/24.
… que, mientras siguen las diferencias en torno a la gripe aviar, lo que determinó que CEPA, que nuclea a las principales avícolas, emitiera un comunicado de prensa en el que señala, respecto a la vacunación contra la enfermedad, que “por el momento, ninguna de las vacunas que están en desarrollo mostró resultados exitosos en su aplicación”, aunque reconocen cierta mejora en los niveles de mortandad (disminución), pero requieren de revaluación permanente. Destacan, además, que “ningún país exportador utiliza la vacunación (EE.UU., Brasil, Chile, Unión Europea, etc.), y discrepan del concepto de que “se está frente a horas decisivas”. Creen, más vale, en profundizar los cuidados, definir las metodologías, y asignar un fondo a la Secretaría de Agricultura para indemnizar a los productores por las aves sacrificadas, tema que recientemente generó un fuerte controversia aún no demasiado aclarada. A favor de la actividad avícola, simultáneamente, el Centro de Investigación de Carne Aviar publicó un compuestísimo recetario para la mejor utilización de la carne de pollo que, hoy por hoy en el país, igual a la de carne vacuna convirtiéndose, así, en una de las principales alternativas del mercado de proteína animal. Al respecto también se pronunció el especialista Luis Bameule cuando destacó que “en los 60 la Argentina era el primer productor y exportador de carne vacuna”, para el empresario (la pérdida de ese lugar) “constituye un daño autoinfligido”.