A menos de 100 días de las PASO, se intensifican los encuentros entre hombres del mercado, consultores, analistas y encuestadores (a pesar de la magra performance de los últimos años), y en muchas de estas reuniones presenciales y virtuales decanta el apuro del expresidente Macri por bajar su candidatura. Dicen que fue mal asesorado y lo confundieron. El líder del PRO esperaba al estallido económico como le habían hecho creer que ocurriría para decidir si competía o no. También esperaba ver cómo jugaba Cristina. Pero se apuró y hoy es uno más en la mesa chica. Su renuncia en vez de ordenar la interna opositora la complicó más. Mientras tanto, el libertario Milei se frota las manos y sigue ganando terreno consolidando un tercer espacio político que, a diferencia de otras experiencias históricas, esta vez no sólo puede competir, sino ganar. De esto se habla en estos encuentros donde se enfatizó el comienzo de la temporada alta de elecciones provinciales. En el medio, el ruido político que involucró al jefe de las estadísticas nacionales, Marco Lavagna, quien en una especie de aquelarre en el Palacio de Hacienda casi conlleva su paso al costado a raíz del sainete de la fecha de difusión del IPC de abril. Algo de ruido en torno a las retenciones al trigo, sobre supuesta eliminación sacándole un caballito de batalla a la oposición en la campaña electoral. Dicen hombres cercanos al equipo económico que lo están evaluando. Pero nada seguro porque desde la usina del Patria no lo digieren. Si en algo coinciden los dos partidos que lideran oficialismo y oposición es en el temor a perder en su territorio. Es más, a perder su territorio natural. En el PRO tiemblan de sólo pensar que se pueden quedar afuera de CABA. Lo mismo en el kirchnerismo, pero con relación a Buenos Aires. Mucha encuesta y datos cruzados y especulaciones sobre chances en un eventual balotaje, pero también la crisis económica concentra la atención de los participantes a estos encuentros. Con relación al mundo, lo más relevante pasa por la Fed y qué seguirá haciendo con la tasa de interés, ahora que siguen apareciendo problemas en bancos pequeños y regionales. Para los expertos no habrá más subas de tasas en EE.UU. Así al menos lo está descontando el mercado, después de que la Fed elevó la tasa 25 puntos básicos hasta el 5%-5,25%, máximos desde 2007. Según los futuros sobre los fed funds, el mercado otorga un 96% de probabilidades a que la Fed mantenga los intereses en el nivel actual durante su reunión de junio. El consenso incluso asigna un 4% de posibilidades a que la Fed los recorte en su próximo cónclave monetario, algo que negó rotundamente Jerome Powell. Además, de cara al final de año, el mercado prevé un recorte acumulado de 75 puntos básicos. Veremos si esta vez aciertan.
Indudablemente, lo que acontezca en el mercado cambiario es lo que más inquieta a propios y ajenos. ¿Se llega a agosto? No sólo por las PASO, sino porque allí termina la temporada alta de liquidaciones de agroexportaciones. Las simulaciones privadas dan cuenta de que ya ni con el torniquete a las importaciones es suficiente, y la montaña de deuda comercial con el exterior se torna de difícil cumplimiento. No hay reservas. No hay caso. Un economista, al que suelen recurrir las misiones del FMI para chequear números, estimó que todos los anuncios de organismos que otorgan nuevos créditos o adelantan desembolsos deberían sumar no menos de 4.000 a 4.500 millones de dólares para poder hacer frente a lo que viene. Este año, al FMI hay que pagarle neto 4 lucas, a los organismos otras 4 lucas y faltan los bonistas. Si los organismos liberan 4 lucas ahí se cubre lo del año y el BCRA no pierde reservas, de lo contrario más claro echarle agua. Y hay que pagar 2 lucas (de las reservas porque no hay otra forma) a los bonistas que entraron al canje de Martín Guzmán de 2020. Ya 1.000 millones se pagaron en enero y faltan otros 1.000 millones a pagar en julio. Con relación al fallido Guzmán, en el mercado cuando se refieren a su gestión económica dicen que fue la de un soltero hablando de problemas matrimoniales. Huelgan las palabras.