La higiene dental es fundamental para el cuidado de la salud bucal, pero lo que pocos saben es que además es beneficioso para nuestro cerebro. Las investigaciones médicas llevadas a cabo en los últimos años así lo demuestran, ya que encontraron una relación directa entre los problemas de encías más comunes como la gingivitis y el desarrollo de enfermedades como el Alzheimer.
La gingivitis es una enfermedad periodontal que se caracteriza por la inflamación e infección de las encías, lo cual provoca el deterioro de los dientes. Surge a corto plazo cuando no se tiene una limpieza adecuada de los dientes, lo que genera que se vaya acumulando la placa en los dientes, resultado de la acumulación de desperdicios y restos de comida.
Si esa placa no se elimina a través de la higiene dental diaria, se transforma en un depósito duro en la base del diente, junto a las encías, que se denomina sarro. Tanto la placa como el sarro irritan las encías, provocan que se ablanden e inflamen y aparezca la gingivitis.
Se ha descubierto mediante pruebas basadas en el ADN que las bacterias que provocan la gingivitis (Porphyromonas gingivalis), pueden pasar de la boca al cerebro creando una proteína que destruye las células nerviosas de éste, provocando así las frecuentes pérdidas de memoria que dan paso al Alzheimer.
La Porphyromonas gingivalis no provoca el Alzheimer por si sola, pero su presencia puede llegar a potenciar los inicios de la enfermedad. Esto puede tratarse a tiempo para evitar el deterioro cerebral que sí es lo que provoca el Alzheimer. En cualquier caso, esta bacteria sí es un acelerante de la enfermedad.
Por estos motivos, los investigadores de estos estudios en los que se prueba la relación entre la bacteria responsable de la gingivitis y el Alzheimer, aconsejan preocuparse en todo momento del cuidado de los dientes y encías de una manera completa.
Es decir, que no basta solo con usar el cepillo de dientes, sino que también resulta imprescindible el uso del hilo dental, ya que este puede ingresar concretamente en las zonas interdentales y las encías con más facilidad que el cepillo y así evitar que se forme la placa bacteriana, se acumule sarro y se produzca la inflamación.