Fueron los griegos quienes con Esquilo concibieron una educación amoldada al adiestramiento del cuerpo como un medio para la formación espiritual y la moral humana. Su educación estaba planteada bajo criterios morales, estéticos, espirituales e intelectuales. Antes de preparar a los niños en algunos conocimientos eran llevados a los gimnasios con el fin de adaptarlos física y mentalmente.
El gran valor del recreo en la formación académica es contribuir al proceso de socialización y al desarrollo de las potencialidades orgánicas. El ser humano desarrolla sus poderes naturales por medio del juego; a través de él y de sus sentidos descubre el mundo que lo rodea, aprende y domina sus propios movimientos, expresa y comunica sus ideas. Es decir, manifiesta su propio sentir.
Durante toda su infancia y los años de vida, el juego, en sus distintas manifestaciones, nunca deja de ser una ocupación importante; la naturaleza da a los niños fuerte propensión para jugar con el fin de asegurar la atención a determinadas necesidades básicas para su desarrollo.
Es evidente el papel que la escuela debe asumir en torno a la orientación que el recreo debe tener como un constante desarrollo pedagógico. Podría afirmar que la actividad lúdica ejerce una influencia más profunda que la misma enseñanza; los obstáculos que pueda tener para poder desarrollar actividades recreativas provocan en el niño reacciones neuróticas o antisociales.
La escuela, a través de los educadores, debe motivar y estimular a los educandos para que estos durante el recreo participen colectivamente en juegos que contribuyan a la fácil asimilación de los diferentes saberes básicos para su formación académica, como también a recibir una adecuada educación en la utilización correcta del tiempo libre. El maestro debe cumplir un papel de orientador permanente, no solo en la parte académica, también durante el desarrollo de la actividad recreativa. De esta manera el niño podrá enfrentar un mundo con profundos rasgos de descomposición social y cultural, y no será presa fácil de él.
La escuela que no corresponda a las necesidades del mundo actual, que no proporcione los medios para el desarrollo creativo del hombre y que lo condicione a las formas clásicas de interpretar el mundo, no está contribuyendo a la creación de un mundo más humano y sensible.
Alfredo Flor