El dólar a nivel global retomó la tendencia bajista que había comenzado a fines de noviembre pasado, y volvió a posicionarse en niveles de marzo de 2022, previo a que comience el ciclo de suba de tasas de la Reserva Federal de Estados Unidos. Luego de conocerse la decisión de la Fed de la semana pasada de subir 25 puntos básicos la tasa de interés, se renovaron expectativas en el mercado de que el sendero monetario contractivo de la autoridad monetaria estadounidense está pronto a finalizar, lo que debilitó al dólar. Analistas consultados por Ámbito señalan que este panorama aumenta el apetito por el riesgo de los inversores, por lo que el dólar retrocede como refugio.
Los últimos datos inflacionarios en Estados Unidos, que evidenciaron una incipiente desaceleración, la crisis bancaria que se desató a principios de marzo y que aún muestra consecuencias, sumado a que el discurso de esta semana Jerome Powell dejó en claro que esperan haber llegado a un punto de espera, entusiasmaron al mercado. Powell también mencionó que la política monetaria podría volverse más restrictiva si la situación inflacionaria lo requiriera, aunque ya no anticipa que habrá nuevas subas necesariamente. Desde Portfolio Personal Inversiones, destacaron que “el FOMC aun ve la dinámica de los precios demasiado elevada y al mercado laboral ajustado, a pesar de que la demanda laboral parezca estar cediendo. A simple vista, observamos una clara ‘discordia’ entre las últimas proyecciones de los oficiales de la Fed y lo que descuenta el mercado hacia adelante”.
En ese marco, el índice dólar (DXY), que compara la divisa estadounidense con una canasta de monedas, consolidó la tendencia bajista que comenzó a fines de noviembre, y la semana pasada bajó a 101,04 puntos, un nivel mínimo desde principios de año y desde marzo de 2022, previo a que la Fed comience el ciclo de suba de tasas. De esta forma, el índice cayó 1,4% en el último mes, 3,7% desde que comenzó el año y 11,4% desde los máximos alcanzados en septiembre pasado, cuando tocó los 114 puntos.
En contraposición, el euro y el yuan, monedas de dos de los principales socios comerciales de la Argentina, que se vieron debilitadas por el fortalecimiento del dólar en 2022, se apreciaron. Asimismo, una posible divergencia entre la política monetaria de Estados Unidos y Europa este año, luego de que el BCE diera a conocer esta semana que continuará en un sendero de ajuste, podría profundizar aún más la tendencia, dándole mayor soporte al euro.
Desde Grupo Bull Market señalaron: “El debilitamiento del dólar tiene que ver con un cambio de expectativas producto de que se acerca la finalización del tightening de la Reserva Federal, dado que, a partir de ahora, se espera una pausa e incluso una baja de tasas en el futuro. Ante este panorama, los inversores intentan adelantarse y empiezan a descontar un dólar más débil al que tenemos hoy”.
Analistas consultados por Ámbito destacan dos factores principalmente: los commodities y presiones cambiarias. Sobre este punto, Pablo Repetto, head of research en Aurum Valores, señaló: “Ante un debilitamiento del dólar a nivel global podría haber algún grado de mejora en cuanto a los valores de los productos exportables siempre y cuando el debilitamiento no esté anunciando una recesión global. En términos de competitividad, aunque el dólar baje a nivel global el efecto va a ser bastante moderado. Está muy apreciado el peso aún”.
Desde Grupo Bull Market, destacaron que “un dólar más débil beneficia a los emergentes en general porque implica mayores precios para los commodities, y en su mayoría, los ciclos económicos de estos países dependen de las exportaciones”. Y agregaron: “Por otro lado, daría un acceso al crédito algo más laxo. Ahora que se encareció mucho el crédito a nivel mundial, para la Argentina es un problema, pero si eventualmente en el futuro se fuera a dar un relajamiento monetario, podría ser beneficioso para la Argentina en este sentido”.