”Este no es un libro sobre música, sino sobre historia de la música”, dice a este diario el escritor Pablo Gissara. “Y creo que es el primer libro escrito en la Argentina sobre una banda de jazz, dado que hubo libros biográficos de algunas figuras importantes de nuestro jazz, pero nunca sobre una agrupación. Y con su director, Pablo Scenna, coautor del libro ‘Antigua Jazz Band’, quisimos que como objeto no fuera un libro común y corriente, sino que tuviera una concepción artística a todo nivel, desde el lujoso papel ilustración y las 118 fotografías que ilustran esta crónica de la Antigua, hasta el diseño ameno y el tamaño de la tipografía”.
Docente de letras ya retirado y prolífico novelista, Gissara publica libros de narrativa desde su debut en 1997 con la novela “Azul Araña”, pero nunca había intentado contar las crónicas históricas de un grupo de jazz que nació a contramano de la cultura reinante en su época sin que esto le impidiera llevar ya 55 años de actividad ininterrumpida como la Antigua Jazz Band. “En 1967 se formó una banda anterior de este tipo de jazz clásico, La Guardia Vieja Jazz Band” cuenta Gissara “pero ese primer grupo no tuvo mucha carrera y se disolvió en poco tiempo; y algunos de sus integrantes se reunieron con otros músicos y formaron la Antigua Jazz Band en 1968. Pero mientras la Guardia Vieja se centraba más en Jerry Roll Morton, la Antigua iba a estar dedicada más que nada a recrear el sonido de la orquesta de Duke Ellington, aunque en realidad siempre Morton, Ellington y Louis Armstrong fue la traída que influyó en la Antigua”.
Sin que conste que tuviera influencia en el cambio de nombre de una banda a otra, resulta irónico que uno de los grupos beat más exitosos de la época fue La Joven Guardia, que en 1968 sonaba en todos lados con su hit “El extraño del pelo largo”. Justamente este contraste de estilos entre músicos muy jóvenes plantea el gran misterio del nacimiento de esta fascinación por el sonido de Duke Ellington; “El libro está dividido en varios capítulos y luego de un ‘Preludio’ el siguiente se llama ‘Los raros’ y tiene que ver con cómo esos chicos muy jóvenes se obsesionaban con las raíces del jazz en un momento en el que todo era explosión beatle, tanto en la Argentina como en el mundo. Tal vez tenga que ver con la importancia que tuvo en la cultura argentina el jazz intelectual que se escuchaba sobre todo en Buenos Aires con las visitas de grandes músicos, aunque en general tenía que ver con jazzeros más contemporáneos. Por eso la inclinación por el jazz más antiguo fue algo así como una religión para verdaderos fans, que tenían que esforzarse por cosas básicas como tener los discos de sus ídolos para escucharlos y estudiarlos. Y algo que me pareció importante destacar en el libro es la odisea de tomar el proyecto con perseverancia y constancia a largo plazo; hay que tener en cuenta que la Antigua Jazz Band, en este momento, tiene 13 integrantes -el número ha variado algunas veces- y ya sea tengan muchas fechas de conciertos o ninguna, invariablemente ensayan siempre dos veces por semana por una cuestión de disciplina”.
Para este tipo de detalles Gissara dependió de los aportes del coautor del libro, Pablo Scenna, que también es el director, guitarrista y banjista de la Antigua Jazz Band. “El libro lo escribí yo, pero con los datos que me dio Pablo Scenna. Él es el sobrino de uno de los fundadores y directores de la banda, Juan Carlos Lalo Scenna, que murió hace seis años. Pablo siempre estuvo muy involucrado en la banda desde los tiempos de su tío, por lo que se convirtió en su conductor de manera natural. Y es uno de sus instrumentistas. Es que todos los músicos de la Antigua son profesionales y han estudiado en el conservatorio el instrumento que tocan, igual que Pablo con la guitarra, pero en cambio el banjo es algo exótico, tradicional que tuvo que aprender de manera autodidacta. Con la muerte de Lalo quedó un solo integrante fundador, el trompetista Rolando Vismara, que en un momento dejó el grupo para irse a la Porteña Jazz Band pero después de un tiempo volvió a la Antigua”.
Según Gissara cuenta en su libro, hubo dos grandes momentos culminantes en la historia de esta agrupación “tan joven y tan antigua”, Uno fue al principio de su carrera, en los ’70 cuando eran tan populares que los contrató Eduardo Bergara Leumann para su programa de TV “La Botica del Ángel”. Y otro es el que el escritor denomina “Renacimiento” a partir del comienzo del nuevo milenio. “No es que no hayan tenido buenas épocas y hayan hecho de todo en el intermedio entre esas dos épocas, solo que a partir de 2005 hubo una gran regreso de la banda, e incluso participaron de eventos tan importantes como la despedida de Julio Bocca en el Obelisco o grandes colaboraciones con cantantes como Deborah Dixon, Shakisa Hooker (la hija del mítico bluesman John Lee Hooker) o Sandra Mihanovich, quien en el show del sábado pasado en el ND Ateneo, donde se presentó el libro, dijo desde la pantalla de video “la Antigua me hizo volver al jazz”.
Hay muchas anécdotas en el libro pero la que le gusta mencionar a Gissara es la de la visita de la Orquesta de Duke Ellington en los años 70 –ya sin su fundador- cuando los músicos de la Antigua fueron a ver a su saxofonista Harry Carney y lo convencieron que los fuera a ver tocar. “El músico participó de una jam sesión y al final les dijo: ‘-tuve que viajar tanto para volver a escuchar nuestra música’”. Más allá de este libro, Gissara sigue dedicado a sus novelas y ya está por mitad de una saga que comenzó con “El juego de la oca”. “Es una tetralogía que combina elementos de la historia argentina con una trama esotérica, y ya se publicó el segundo libro, ‘La Sangre’ mientras que ya tengo terminado e inédito el tercero, ‘Lucía’ y estoy trabajando en el cuarto que debería ser el último, ‘La cena’”.