Guayaquil: ¿por dónde empezar?

Si en algo coincidimos quienes vivimos en Guayaquil es que el estado de la ciudad es crítico. A la inseguridad se suman el caos vehicular, el deficiente sistema de transporte público, las obras abandonadas, la suciedad de las calles y, en general, la falta de planificación. Queda pendiente para la nueva administración el responder qué pasará con las canteras de la vía a la costa, si se hará o no el nuevo aeropuerto o dónde se lo hará, en qué quedará la aerovía, ese costoso elefante blanco desconectado de una red racional de movilidad; cuándo empezará a funcionar el ramal de la metrovía que aún está pendiente o la nueva terminal terrestre de vía a la costa, o si hay algún plan para el desarrollo turístico de la ciudad o para proteger su patrimonio; estos entre otros grandes problemas que generan grandes interrogantes. Como se ve es claro que hay mucho por hacer pero, la gran pregunta es: ¿por dónde empezar?

Parafraseando a Umberto Eco, conducir una ciudad es como una partida de ajedrez, donde uno tiene cierto número de movimientos, pero desde el inicio hay que predecir esos movimientos con vistas a dar jaque mate al adversario.

En este caso, los adversarios a vencer son los grandes males que aquejan a Guayaquil heredados de años de inacción. En otras palabras, hay que planificar.

Dos consejos para el nuevo alcalde: primero, póngase en lugar de los ciudadanos y escúchelos; segundo, rodéese de los mejores técnicos y asesores. Decía John F. Kennedy: “Un hombre inteligente es aquel que sabe ser tan inteligente como para contratar gente más inteligente que él”, lo que puede implicar apartar de su lado a gente de su partido que no necesariamente le puedan aportar algo, tal como alguna vez sostuvo Konrad Adenauer, canciller alemán y uno de los padres de la Europa contemporánea: “Hay tres tipos de enemigos: los enemigos a secas, los enemigos mortales y los compañeros de partido”, lo que años más tarde repetía Giulio Andreotti, primer ministro de Italia: “en la vida hay amigos, conocidos, adversarios, enemigos y compañeros de partido”.

Éxitos señor alcalde.

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