12.05.2023 05:06
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En abril de 1861, justo al principio de la guerra civil, tomando en cuenta su reputación como el mejor militar de los Estados Unidos, Lincoln nombró al general Robert E. Lee jefe de las fuerzas federales. Lee se negó a aceptar el cargo y renunció 17 de abril, cuando su amado estado, Virginia, se sumó a las fuerzas sureñas de la confederación. Una situación similar se produjo con Jefferson Davis, presidente de la confederación. Lincoln, en vez de apresarlos o perseguirlos, les dejó el camino abierto para que cumplieran el destino que ellos mismos habían escogido. Eran tiempos en que la palabra empeñada valía más que cualquier contrato escrito. Por desgracia, ya no vivimos en esos tiempos.
Alfredo M. Cepero
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