Macizos de flores en Holanda

Vivimos muy acelerados. Estudios recientes concluyen que nuestro cerebro solo logra mantener la concentración en un mismo objeto durante treinta segundos. Observar detenidamente, meditar, descansar, se han vuelto un verdadero acto revolucionario.

Llevo mirando este lienzo (Macizos de flores en Holanda) veinte minutos, no es muy famoso, pero al primer vistazo a mí me ha encantado. Hay que fijarse en la figura enjuta del jornalero que cuida el cultivo, parece como sacado de dentro de una botella. Porta una bayoneta, lo que nos da para pensar que fue un soldado. Y los tonos rosas tan seductores en los que, quizás, sean claveles, son una maravilla. El cielo es un paraíso; las nubes gruesas pintadas con una paleta de experto. ¿Y las casitas? Verdaderos palacios de modestia, una oda a la sencillez. Van Gogh es un maestro eterno, inmortal. Con Macizos de flores en Holanda, fechado en 1833, nos obsequia unos minutos de tranquilidad.

Deténgase y observe, el paisaje, no la pantalla de su celular; ahí frente a sus ojos, lo esperan la ternura, la felicidad.

Pablo Virgili Benitez

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