Fueron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos y la posterior invasión de Afganistán, bastión de Al Qaeda, los que dieron el empujón definitivo al salafismo en Marruecos, donde este grupo empezó a ser más visible en las calles, activo en el adoctrinamiento y llegó a controlar mezquitas.
Este ascenso culminó con los atentados del 16 de mayo de 2003 en Casablanca perpetrados por doce suicidas. Fue el peor ataque terrorista en la historia de Marruecos con 45 muertos, incluidos los terroristas.
El extremismo islamista marroquí, arraigado en la historia del país, alcanzó su auge en los atentados de Casablanca hace 20 años y se redujo por la campaña de detenciones masivas después de estos ataques, pero reapareció con las revueltas árabes del 2011 y la fundación del Estado Islámico en 2014.
Lo hizo en forma de células, que son desarticuladas cada cierto tiempo por las autoridades marroquíes