Dos años después del asesinato de Lucas González, exfutbolista de Barracas Central, este martes en la segunda jornada de audiencias del juicio que acusa a 14 policías acusados por el homicidio, declararon los padres de la víctima.
Los efectivos de seguridad fueron apuntados por matar a González que iba junto a tres amigos en un auto que fue atacado a tiros en noviembre de 2021 en el barrio porteño de Barracas.
Al comienzo de la jornada, habló durante aproximadamente 40 minutos ante el tribunal Cintia López, madre de Lucas y relató cómo vivió el asesinato de su hijo y todo lo que vino después del crimen. En todo momento pidió estar acompañada por una psicóloga ya que era la primera vez que vería a los acusados.
En primer lugar, relató que en el momento que vio a su hijo internado en el hospital Penna, "estaba irreconocible" y señaló que "cinco policías lo custodiaban como si fuera un delincuente".
Sobre su estadía en el Hospital, recordó un diálogo que tuvo con un oficial policial: "'Viste que los chicos de ahora, no le dicen nada a los padres y andan en cosas raras', nos dijo. Pero yo sé lo que crié, mi hijo era incapaz, siempre le decía que si le querían robar que acuda a la Policía", relató la mujer.
"Tuve que destapar a mi hijo y verle los tatuajes porque estaba irreconocible, le tiraron en la cabeza, le 'volaron el frasco' como dijeron, era su cabecita. Me dolió en el alma que hayan dicho eso porque era la cabeza de mi hijo, no era ningún frasco", agregó. En ese sentido, López expresó: "Es lo peor que me pasó en la vida, destaparlo para reconocer que era él".
Luego contó el infierno que atraviesa desde el asesinato de su hijo: "Estoy tomando medicamentos, espero a mi hijo todos los días, tuve cuatro intentos de suicido. En cinco minutos le quitaron el sueño de todo, me romperían todo, no sé cómo se sigue, quedamos muertos en vida, quiero dormir y tratar de soñarlo", dijo entre lágrimas.
Para concluir su declaración sostuvo: "Quiero mi hijo descanse en paz, que tenga la justicia que se merece".
Una vez finalizada la participación de López frente al tribunal, fue el turno de Mario "Peca" González, padre de la víctima, quien por su parte expresó que "a Lucas lo siguieron, lo encerraron y lo acribillaron".
González se refirió a la defensa de los acusados y criticó: "Escuché que fue legítima defensa, ¿Cómo puede ser si mi hijo tenía canilleras y un jugo?, ¿Era porque tenía una viserita o porque era negro? Me lo quitaron de la peor manera los que me lo tenían que cuidar, en vez de salvarle la vida me lo quemaron con cigarrillo", dijo indignado.
Para finalizar su relato, que duró cerca de 15 minutos, sentenció: "¡Justicia por Lucas!".
Antes de entrar al juzgado, el padre de Lucas había afirmado a Télam: "Ellos, los señores jueces, tienen la justicia, y nosotros tenemos la verdad. Venimos tranquilos, con la verdad que tengo en la mente desde aquel 17 de noviembre de 2021. Me acuerdo como si fuera ayer, desde el portazo que dio Lucas cuando salió de casa hasta que nos comunicaron de esta terrible tragedia".
Previo al inicio de las declaraciones de los padres de Lucas, Daniel Rubén Espinosa, uno de los policías acusados, pidió hablar esta mañana para contar su versión de lo que vivió ese día. El oficial relató que al momento de los hechos, él estaba en la comisaría y fue llamado para ir como refuerzo a "un enfrentamiento armado de cuatro masculinos armados donde solicitaban apoyo".
Cuando Espinoza llegó al lugar dijo que "no vio ningún tipo de arma" y agregó: "A los chicos los vi a la distancia, no podía reconocerlos y menos saber si tenían un arma", afirmó el acusado al ser consultado sobre el hallazgo de una réplica de pistola "plantada" en el auto de los adolescentes.
Según explicó Espinosa, a él le habían ordenado cortar la calle y, en ese momento, escuchó una modulación en la que se solicitaba una ambulancia con prioridad por un herido.
"Fue una situación llamativa, muy fea porque había un chico con un disparo en la cabeza", dijo. Cuando llegó la ambulancia, el oficial dijo que la doctora pidió que saquen al adolescente herido para poder atenderlo, aunque "ninguno de los policías atinó a hacer nada, sinceramente".
"La doctora volvió a decir ´ayúdenme a bajar del auto que se va a morir´... ahí mi jefe me dice que los ayude a sacarlo", relató.
"Un médico me dice que se cayó una bala de la cabeza del pibe, ahí me entero del nombre del chico, que era Lucas González. Cuando entro a la sala de shock room me señalan el piso y me doy cuenta que no era una bala sino un encamisado, entonces aviso que el plomo estaba dentro de la cabeza", agregó.
"No sé porque estoy sentado acá, no sé porque estoy hace un año y pico en una cárcel. Lo único que hice fue ayudar a una persona que estaba herida y un 18 de diciembre fui a tomar servicio y me detienen", cerró su defensa Espinosa.
Fuentes judiciales confirmaron que Julián Salas, Joaquín Zuñiga y Niven Huanca serán los siguientes en declarar en la segunda audiencia en la sala Auditorium de los tribunales federales de la avenida Comodoro Py 2002, en el barrio porteño de Retiro.
Los jóvenes darán su testimonio tanto en su carácter de testigos del asesinato como de víctimas, ya que los tres fueron sometidos a torturas por parte del personal policial que llegó al lugar tras el hecho.
Según la instrucción de la causa, llevada a cabo por el fiscal Leonel Gómez Barbella, los cuatro se encontraban el 17 de noviembre de 2021 a bordo de un Volkswagen Suran cuando fueron interceptados cerca de las 9.45 por un vehículo Nissan Tiida, sin identificación ni balizas, en el que iban tres policías de la Brigada de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad, en el cruce de las avenidas Iriarte y Vélez Sarsfield, en Barracas.
En la escena del hecho, los adolescentes fueron señalados como presuntos delincuentes y, tras ser insultados, maltratados y esposados, fueron trasladados en calidad de detenidos al Instituto de menores Inchausti, desde donde fueron liberados tras comprobarse que, al igual que Lucas, eran jugadores de las inferiores del club Barracas Central.
De las declaraciones de los adolescentes en la etapa de instrucción de la causa surgió que el inspector Gabriel Alejandro Issasi, el oficial mayor Fabián Andrés López y el oficial Juan José Nieva -los tres policías acusados de homicidio- los amenazaron, les dijeron "villeros" y "negritos" y los mantuvieron esposados y tirados en el piso mientras Lucas agonizaba en el auto.
Por tal motivo, Issasi, López y Nieva, quienes integraban la División Brigadas y Sumarios de la Comuna 4 de la Policía de la Ciudad, llegaron a juicio detenidos y acusados de "homicidio agravado por haber sido cometido con alevosía, por placer, por odio racial, por el concurso premeditado de dos o más personas y por cometerse abusando de su función o cargo por un miembro de una fuerza policial".
En la primera jornada del debate oral, los tres efectivos, quienes son defendidos por el abogado Fernando Soto, declararon sin aceptar responder preguntas, y en la misma línea aseguraron que actuaron "en legítima defensa" y "en cumplimientos del deber", por lo que no cometieron "ningún delito".
En tanto, otros 11 policías que llegaron a juicio acusados de encubrir el hecho mediante diversas maniobras -entre ellas "plantar" un arma en el auto de las víctimas- y también de someter a torturas a los jóvenes, enfrentan cargos por "falsedad ideológica, privación ilegal de la libertad agravada por abuso funcional y sin previsión de la ley, encubrimiento agravado por la condición de funcionarios públicos y por ser el delito precedente especialmente grave e imposición de torturas".
Además, en el caso de dos de ellos también por "falso testimonio agravado por haber sido cometido en una causa penal y en perjuicio de los imputados".
Todos ellos se negaron a declarar en la primera jornada del juicio realizada el 16 de este mes, por lo que sus indagatorias en la instrucción de la causa fueron incorporadas al debate por lectura.