Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LIX)

 Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LIX)

Keynes escribió su “Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero” en la década de 1930. Las proposiciones sobre las que se estableció, manifiestan las incertidumbres de aquel tiempo. Un modelo de corto plazo sobre una economía cerrada, sometida a perspectivas lúgubres y salarios rígidos. Keynes tenía una sabiduría superlativa sobre las expectativas como relación entre presente y futuro. Desde la década siguiente, gracias a las ideas de Keynes, la economía experimentó la mayor y más sostenida etapa de crecimiento de la historia; pero paradójicamente, principiaba una época enfrentada a la motivación del período fatídico que lo motivó.

Mas tarde llegaría Friedman el genial y mayor vendedor de autos usados de la historia económica con su libro: “Libertad de elegir”, donde tratar el sistema político de un modo simétrico al económico. Ambos se consideran mercados en los que el resultado se determina a través de las personas que persiguen sus propios intereses individuales, en vez de los objetivos sociales que los participantes juzgan ventajoso enunciar.

Friedman hizo una serie de televisión en 1977, y obtuvo el objetivo que perseguía. Desde entonces, su imaginación, su trabajo y sus valores fueron difundidos por todo el mundo, a través de dogmatizados comisionados que salieron a catequizar regímenes autoritarios, y luego civiles de baja intensidad democrática.

Friedman dice: “La televisión significa acción dramática. Apela a las emociones. Captura la atención del televidente”. Pregúntese ahora porque en la Argentina vuelven una y otra vez los mismos economistas. Desde 1966-Golpe cívico militar-, irrumpe “Tiempo Nuevo”. Pero desde 1976-con otra dictadura cívico militar-el ethos de una sociedad hechizada, iría creciendo, -con vaivenes-de manera irreversible.

En la década de los noventa, Neustadt se convertiría en el gerente comercial de las políticas económicas: privatizaciones, apertura de la economía, extranjerización, etcétera. El eslogan que precedía la presentación del programa que detenía el pais convenía: “Estas empresas a las que les interesa el pais”, auspician… la estratagema de Friedman se propagaría y prolongaría en el tiempo, haciendo famosos a diversos profesionales del ethos, convirtiéndose en propaganda y cantera, que entregaría un semillero incomparable de goleadores “en contra”. Decenas de programas de televisión y radio, lo convertirían en una cadena nacional de propaganda continua.

Los números de la sub 20 de Bernardo Neustadt

En febrero de 2019 la tasa de Leliq inicialmente se desplomó de 53.9% fin de enero a 43.9% mediados de febrero, para cerrar el segundo mes del año en 50.1%. El tipo de cambio saltó de $ 37.20 a comienzos de mes a $ 39.70 el 20 de febrero, bajó luego a $ 38.9, y terminó en $ 39.1. El stock de Leliq cerró enero en $ 744 mil millones, luego de alcanzar un pico de $ 950 mil millones y finalizó el mes en $ 825 mil millones.

Para comprender mejor la pronunciada caída de la tasa de interés en el mercado de Leliq durante principios de febrero, había que examinar lo sucedido en el mercado de cambios durante el mes de enero 2019. El primer mes del año disfrutó un exceso de oferta de dólares, aunque la demanda para atesoramiento volvió a aumentar desde un promedio de u$s 630 millones los últimos meses 2018 a u$s 1.900 millones en enero 2019, y también aumento la demanda de divisas para turismo desde u$s 350 millones a u$s 600 millones. Lo que atrapo la atención fue que los bancos vendieran u$s 1.800 millones de dólares para realizar inversiones en pesos, principalmente Leliq, lo que llevo a un derrumbe de la tasa de interés de Leliq, pese a la esterilización que realizo el BCRA en la primera parte del mes de febrero. Lo más perjudicial era que iba revertirse en poco tiempo, impulsando la dolarización de portafolios en una etapa preelectoral.

Llegaba una combinación de datos compleja, los de inflación eran más altos de lo esperado, y las expectativas inflacionarias, seguían siendo muy elevadas. Mantener la estabilidad cambiaria había llevado al BCRA a adoptar una actitud más ortodoxa. El BCRA anuncio que mantendría el sobrecumplimiento de la base monetaria de febrero hasta mayo, inclusive. Conjuntamente, instaló que solo compraría u$s 50 millones por día si el tipo de cambio nominal volvía a taladrar la banda inferior acordada con el FMI, con un acumulado equivalente a 2% de la base de marzo 2019. El BCRA adopto una actitud más sigilosa pensando en un aumento de la demanda de dólares a partir de junio 2019. En aquel momento, se esperaba que marzo 2019 fuese parecido a la primera etapa de febrero con contracción de la base monetaria, aun si la tasa de Leliq se mantenía estable o remontaba y el dólar volvía a bajar en demasía. Se trataba de un programa hipermonetarista, porque el BCRA estaba perturbado por la inflación y el dólar, y no calculando recuperar el nivel de actividad económica.

Además, el gobierno se comprometió a llevar a “cero” el déficit primario, mediante ingresos apoyados en la reimplantación de retenciones, que crecerían más que el gasto público. El cierre del año fiscal 2018 y los primeros meses de 2019 sugerían que era difícil cumplir con la meta de déficit primario cero, porque se estaba recaudando menos de lo previsto. Septiembre 2018 y diciembre 2018, se recaudaron $ 94.000 millones menos que lo proyectado en el presupuesto 2019, cifras que anualizadas ascendieron a $ 285.000 millones menos (-2% del PBI).

El gasto en jubilaciones y planes sociales subiría en 2019: $ 600.000 millones. Con una recaudación inferior a la prevista y un aumento del gasto previsional, lograr un saldo primario neutral demandaría un feroz ajuste de otros gastos. El dogmatismo voluntarista, suele ser difícil, imposible de plasmar.

Si se corregía la estimación de ingresos fiscales 2019, reconociendo la sobreestimación del gobierno en el último cuatrimestre 2018 (2% del PBI), y estando al corriente que el aumento del gasto previsional sería de $ 600.000 millones, el resto del gasto primario debería caer (-16.5%) nominal para déficit primario cero. No iban a poder, pero seguían fingiendo que podrían.

Para junio 2019 el gobierno tendría que lograr un superávit primario acumulado de $ 40.000 millones. El logro de ese objetivo entrañaría ajustar el gasto primario flexible en 28% real, imposible de lograr, eso hacía probable que el gobierno pidiera una revisión anticipada de la meta. Macri había fracasado, pero deseaba, aunque mas no fuese, dejar un déficit fiscal primario decente, ya que le déficit financiero era extravagante, y todos los indicadores macro, decepcionantes.

Para lograr la sustentabilidad de la deuda en el mediano y largo plazo se requeriría un superávit primario de 2.9% del PBI. Solo con las reformas estructurales soñadas por el fundamentalismo cavernícola, se lograría reducir el gasto en esa magnitud y hacer sustentable la deuda, sin crecimiento.

En los tres trimestres de 2018 la economía se había contraído a una velocidad anualizada de (- 9.3%), desplome tres veces mayor al observado en la recesión 2016. Los efectos de la crisis se sintieron con fuerza en la actividad comercial, que en los tres primeros trimestres de 2018 se constriñó a una velocidad anualizada de (-20%), la construcción (-19.5%) y la industria (-16.9%). Una calamidad, solo comparable a la crisis 2001/2002, con la caída De la Rúa y los 5 presidentes sucesivos en 11 días. Fiera recesión. Un ajuste que lo estropeaba todo, para disminuir levemente los déficits que se habían autoinfligido.

El déficit externo estaba ajustando y el balance del BCRA mejoro por la licuación de pasivos remunerados, por la devaluación y el rápido desarme de las Lebac. Si bien se estaba ajustando levemente el déficit fiscal, después de intereses superaba el esfuerzo.

El déficit de cuenta corriente bajaría de 5% del PBI en 2017 a 2.5% en 2019, habiendo duplicado el valor del dólar (devaluado) en pocos meses. El déficit de la cuenta corriente, alcanzo un pico de u$s 35.500 millones, 6% del PBI. A diferencia de otros sucesos de enérgicos ajustes de la cuenta corriente donde todo el ajuste recayó sobre el sector privado, en esa ocasión la reducción del déficit externo provendría del ajuste del sector público. Enorme crueldad, que supero a Cavallo en todas sus ferocidades.

El ajuste desmedido del sector público y el acrecentamiento de la política monetaria contractiva constituyeron una barrera infranqueable para la reactivación de la economía. No había posibilidades de aplicar una política de impulso a la demanda agregada que le diera chance a Macri. Esta situación lo convertiría, en parte, en un “muerto político”.

Se esperaba que la caída del nivel de actividad frenara en el primer cuatrimestre porque decían que la masa salarial real dejaría e impulsaría el consumo privado, con una buena cosecha agrícola y “el derrame” a otros sectores. Los amigos de Macri en la tribuna de socios decían que podía caer 1% el PBI, pero terminaría muy por encima del doble.

Traduciendo, hablaban de una recuperación cíclica moderada de un tercio de la velocidad de la caída de los primeros tres trimestres de 2018. En este contexto, el anunciaban medidas para afianzar el consumo, adelantando a marzo la suba de la AUH, mejora del mínimo no imponible para las cargas sociales de las pymes y $ 100.000 millones de crédito para pymes a tasas subsidiadas.

A tres años y un bimestre de iniciado el gobierno de Mauricio Macri, la confianza del consumidor se había desplomado y resultaba 15% menor a la que se observaba Cristina Fernández de Kirchner en el mismo lapso de gobierno.

La teoría monetaria moderna es una doctrina extraña, en su mayor parte, un caso especial del modelo IS-LM, con nuevas herejías, pero los hechiceros vírgenes devenidos en políticos no lo saben, y creen que esas ideas, si acontecen con intolerancia extrema son inteligentes e inapelables. Los economistas de Macri ya habían conseguido convencerlo, liquidando su carrera como presidente, para siempre jamás.

Director Ejecutivo de Fundación Esperanza. Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani

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