Enfático en la palabra, contundente en el mensaje, agradable y optimista en lo conceptual cuando se le pregunta por la economía, así se presenta el empresario Adrián Mercado a la hora de la entrevista. El titular del grupo homónimo dedicado a la gestión inmobiliaria, las subastas online y las inversiones en empresas “llave en mano” trazó un análisis pormenorizado del sector inmobiliario, auguró una baja en el precio de las propiedades pero, sobre todo, se refirió al año electoral en curso, el empresariado y el sector industrial, del cual se siente parte. Sostiene, entre otras cuestiones, que la economía seguirá transitando una expansión a partir del interés que, señala, se evidencia en el sector, sobre todo en los remates de maquinaria, en los locales, oficinas y parques industriales. Ámbito pudo dialogar con él en sus oficinas de Puerto Madero en la Ciudad de Buenos Aires.
Periodista: Si bien el Grupo Adrián Mercado siempre ha sido especialista en el mercado inmobiliario, pareciera que esa experiencia hoy se ha volcado con mayor intensidad adicionalmente a las subastas online. ¿Los remates 2.0 llegaron para quedarse?
Adrián Mercado: Es cierto. De tres años a esta parte que el negocio no deja de crecer. Afortunadamente, en general, a las pymes les va bien. Puede verse que, a pesar de los problemas que pesan sobre la macroeconomía, la producción local crece y que algunas pymes incluso están exportando. Esto hace que cuando esas empresas acumulan pesos, lo primero en lo que piensan es en cambiar las maquinarias, modernizarse. Hemos visto muchas empresas que aún tienen máquinas con 20 o 30 años de antigüedad, o que no habían podido renovarlas hasta ahora. Sin embargo, en estos momentos y en los últimos años los empresarios han podido acceder a la posibilidad de hacerlo.
P.: Existen algunas trabas, demoras sobre todo con el acceso a las divisas en la actualidad…
A.M.: En estos momentos, los pequeños y medianos empresarios pueden comprar equipos. Es más. Muchos se adelantan a encargar equipamiento nuevo, a pesar de que saben que puede demorarse un poco la entrega. La industria está bien, la vemos bien, los números los avalan.
P.: ¿Han cambiado las formas de hacer las subastas?
A.M.: Sí, por supuesto. Ya no tienen lugar en el salón tradicional. Hoy las subastas se hacen por streaming o por otra plataforma electrónica. Esta última es algo más fría en términos de la relación que puede establecerse con aquel que está interesado en la subasta. Yo prefiero interactuar con el comprador que está del otro lado, tener una charla, un comentario, tratar de seducir, que esté dispuesto a pagar un poco más por eso que se está subastando. Pero hay algo más. Hace algunos años, la gente del interior del país, de otras provincias, no podía venir a los remates presenciales que siempre se realizaron en la Ciudad de Buenos Aires o en zonas cercanas. En general, aquel que vivía en el interior no se animaba por la distancia y el hecho de decirse a sí mismo que tenía que viajar a Buenos Aires, por ahí hacerse quinientos kilómetros sin saber si iba a poder comprar, con un resultado incierto. Digamos que dejaban pasar las subastas y entonces eso quedaba para un pequeño grupo de personas ya se hacían habituales de esas operaciones. Se amplió mucho el universo. En rigor, lo que pasaba es que estos grupos que siempre estaban en las subastas se dedicaban más a una especie de intermediación, compraban y vendían a toda esa gente que no podía venir. Ahora la gente compra directamente y evita esa otra intermediación.
P.: Siempre había cierta aversión al tema de venir a la Ciudad de Buenos Aires a participar de una subasta…
A.M.: Lo bueno que pasó detrás de todo esto es que la gente del interior, que era siempre la que tenía resistencia con el capitalino, empezó a tener la confianza de que somos gente de palabra, gente seria, se están dando cuenta de a poco que lo que se habla y se pacta se cumple. Siempre se hace el mejor de los esfuerzos para que la transacción se lleve a buen puerto. De hecho, estamos viendo muchos industriales y empresarios provinciales que están comprando mucho y están creciendo. Santiago del Estero, Jujuy, San Juan, Catamarca, zonas donde encontramos que hay mucha actividad minera, todo eso tracciona una fuerte demanda de equipamientos, que nos mira para abastecerse y renovar también.
P.: ¿Qué sectores económicos son los más interesados en las subastas de maquinarias?
A.M.: Siempre es vial y construcción la que pica en punta. Son los más fuertes. Y a nosotros, por alguna circunstancia, el mercado nos hizo referentes en esos rubros. Y después, seguimos teniendo una fuerte demanda del sector de la industria metalúrgica pequeña liviana y pesada, la metalmecánica. Puentes grúa, máquinas pesadas a control, los centros de mecanizado, todo lo que es maquinaria de naval para los talleres. Se entiende que hay empresas que no pueden salir a comprar una máquina desde cero, se les hace imposible importarla o, por ahí, no tiene sentido porque, para realizar determinado trabajo de seis meses la necesitan, pero después no quiere quedarse con el equipo.
P.: El contexto seguramente juega su lugar. Estamos en un año electoral, con algunas complicaciones a nivel macroeconómico, la negociación con el FMI por delante. ¿Qué análisis hace?
A.M.: Nosotros no hemos sentido ninguna pérdida del interés por cuestiones electorales. Lo medimos permanentemente con la cantidad de llamados, con la cantidad de consultas que tenemos registradas en nuestra página web, las consultas. Eso es clave. Todos los días tengo un informe de la cantidad de llamados que tenemos, las operaciones que llevamos a cabo, eso es como un monitor del día a día. Lo que vemos es que persiste mucho interés. Por ejemplo, empresas como Techint, Cartelone o Barrick que salen a vender sus equipos usados para renovarlos son vistas como una oportunidad por las pequeñas y medianas empresas para hacerse de maquinaria. En esos casos se triplican las consultas. Sentimos que el industrial está animado para poder comprar, que mira un poco más adelante en el tiempo, se anticipa. Si el equipamiento está dentro de su alcance, lo hace. No está especulando en la compra.
P.: Pero en una coyuntura electoral, ¿no hay riesgo de un freno en las decisiones?
A.M.: Entiendo que, a lo mejor, a medida que vayamos transitando los días que nos separan de las fechas electorales, la actividad nuestra puede sufrir algún estancamiento, un parate temporal en las compras. Pero yo creo que el industrial está convencido que Argentina tiene una gran oportunidad de salir adelante.
P.: ¿Ocurre lo mismo con el sector inmobiliario?
A.M.: El sector inmobiliario no deja de crecer, sobre todo en la parte industrial. En los últimos cuatro años, todo lo que involucra a los parques industriales y depósitos crece tanto en ventas como en alquiler. Muchos quieren ampliar su galpón, pero quizás no pueden porque están en una zona limitada. Entonces alquilan otras naves industriales o depósitos mientras hacen algo importante como podría ser la compra de algún lote en un parque industrial. Esto es crucial. Mucha gente compra en parques industriales la tierra en pesos a un valor del dólar oficial y lo va pagando en 24 o hasta 36 cuotas. Entonces los pesos que hoy le están sobrando al mercado argentino, en lugar de comprar dólares, adquieren una tierra en un parque y en tres años se mudan a un lote propio. La pequeña y la mediana industria está apostando un ciento por ciento al país.
P.: ¿Qué ocurre con las oficinas o los departamentos en la Ciudad?
A.M.: Los alquileres de oficinas andan muy bien. Nosotros siempre creímos que, con el tiempo, tarde o temprano al empresario no le termina resultando del todo muy alentador que los trabajadores estén en sus casas sin concurrir a un lugar de trabajo. Vemos que funciona mejor en formato híbrido, porque se necesita trabajar en equipo, se necesita una comunión en el día a día. Eso genera también inercia positiva para el trato de ideas. Hay mucha gente que se está dando cuenta y aprovechando que las oficinas están en valores relativamente bajos, ni cerca de los techos históricos. Entonces están utilizando lugares estratégicos como Puerto Madero, Palermo, toda la zona norte, Avenida Libertador del lado de capital y provincia. La gente está volviendo de a poco a los lugares de trabajo. En cuanto a las propiedades en la Ciudad, hay que analizar cada caso. Yo creo que en el barrio de Caballito algo que vale 3500 dólares el metro cuadrado es caro. Va a seguir bajando la propiedad. Las obras siguen existiendo, es cierto. Pero para el desarrollador es más un negocio financiero, ya que cuando compra el terreno no pone dinero en efectivo porque paga con departamentos y así todo. Los insumos en general los pagan con departamentos.
P.: Volvemos al principio. Quiero repreguntarle por la cuestión económica. Una mirada más amplia e histórica…
A.M.: Yo ya tengo varios años. He visto bastantes cosas en materia económica. He visto pasar muchos gobiernos. Con todo, lo mío estuvo siempre ligado a las pymes. De hecho tengo una mirada industrial porque fue un trabajador industrial, sufrí los problemas que sufren ellos pero también puedo entender su realidad. Soy de las personas que defienden netamente a las pymes. Cada vez que ha cerrado una pyme en estos largos años fue una perdida terrible, para no solo para el país, sino también para las personas, las familias. En los barrios muy carenciados el golpe es peor, porque ahí conseguís trabajo si vivís cerca de una pyme y cuando esa pyme cierra, dejan en la calle a veinte familias. Yo tengo una mirada política ligada a eso. Que hay que cuidar la industria. Que el gobierno de turno tiene que cuidar el trabajo porque dignifica. Eso es proteger a la mayoría de los argentinos. Si hay trabajo, si hay industria, entonces vamos a poder salir adelante. No simpatizo con los gobiernos que han traído política poco amigable con la industria. Entiendo las problemáticas. Entiendo que hay un FMI con el que negociar. Pero cualquiera que quiera ser presidente, tiene que tener en cuenta a un sector como el industrial.