Lucas era un gato que apareció en nuestro vecindario. Tenía linda estampa y libre de enfermedad felina, en pro de su propia salud lo esterilicé a la edad de tres años y medio aproximadamente. Comía de todo, tenía buen carácter y estuvo en nuestro callejón por seis meses, pero de repente vio a unas gatas que llamaron su atención en la otra herradura; aunque estaba castrado, el aire de conquistador permanecía en él. Lucas mudó de residencia, ahí una persona le abrió la puerta de su casa y de su corazón. Él era feliz, al fin tenía un hogar nuevamente. Todo iba bien hasta que ayer noche se encontró su cuerpo inerte con signos de envenenamiento. Existen personas que tienen como actividad lúdica envenenar gatos. Aunque hay sanción para este tipo de acción, poco o nada de justicia se obtiene en estos casos y ellos continúan; pero lo que ignoran es que la justicia divina les caerá y no habrá ‘habeas corpus’ que los salve. La Biblia en Proverbios 27:23 nos dice: “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas y mira con cuidado por tus rebaños” y más aún si se vive en terreno minado.
El caso de Lucas es un ejemplo de la importancia de esterilizar a temprana edad. Hasta que el gato se adapte a su nuevo hogar, es vital supervisar si está o no en casa y sobre todo darle buena cantidad de alimento a efecto de que no le apetezca comer de mano extraña.
Marysol del Castillo