Dólar: el BCRA recuperó su poder de fuego en el mercado de futuros

 Dólar: el BCRA recuperó su poder de fuego en el mercado de futuros

Ya casi pasó el primer trimestre del año. Con algunas zozobras cambiarias pero no más allá de eso. Los diferentes tipos de cambio informales, el contado con liquidación (CCL), el dólar Bolsa (MEP) y el blue coquetean ya con niveles de $400. Mientras el dólar oficial apenas supera los $205. El Banco Central (BCRA) siguió perdiendo reservas día a día. El stock de reservas brutas bajo a menos de u$s37.600 millones. Al día 22, último dato oficial, las ventas netas del BCRA suman u$s1.384 millones en marzo. En el acumulado del primer trimestre las ventas totalizan u$s2.466 millones. Los números hablan a las claras. Con un horizonte cambiario-electoral que como de costumbre anticipa nubarrones en la previa y en el pos- Primarias, y otro tanto en medio de las elecciones presidenciales, el BCRA va preparando el terreno, con lo que puede. Y una de sus herramientas accesible y preferible, sobre todo, ante la anorexia de reservas y las menores liquidaciones de divisas de los agroexportadores producto de la sequía, son sus intervenciones en el mercado de futuros de dólar.

Al respecto, cabe destacar que el BCRA ha recuperado su plena capacidad para intervenir en el mercado de dólar futuro ya que según los últimos datos oficiales de fin de febrero pasado no tiene ninguna posición vendida. De modo que está en condiciones, cuando las circunstancias así lo requieran, de intervenir con todo su poder de fuego que puede llegar a ser de más de u$s7.000 millones. Una cifra nada despreciable teniendo en cuenta la exigua posición de reservas netas disponibles del BCRA para intervenir en el mercado spot o presente.

Vale recordar que el BCRA cerró el año pasado con una posición vendida de casi u$s587 millones (cuando un año atrás tenía contratos vendidos por u$s4.185 millones al termino del segundo año de pandemia). Pero en el medio de la crisis sucesoria en el Palacio de Hacienda tras la huida de Martín Guzmán, el arribo de Silvina Batakis, y la posterior llegada de Sergio Massa a fines de julio pasado el BCRA tenía una posición vendida de más de u$s7.070 millones. Para tener una dimensión de los acontecimientos de ese momento a fin del mes anterior la posición vendida del BCRA en el mercado de futuros de dólar llegó a cerca de u$s4.358 millones. O sea, casi se duplicó en medio de la crisis en Economía. Luego al nuevo equipo económico de Massa le tomó un semestre desagotar esa posición. A fin de agosto la bajó a u$s4.110 millones, después en setiembre a u$s3.151 millones, en octubre a u$s1.339 millones y a fin de noviembre llegó a u$s705 millones. No hay que soslayar que estas intervenciones en el mercado de futuros no implican que el BCRA deba entregar divisas físicas, o sea, reservas. Sino lo que ocurre son compensaciones entre las “apuestas” de los inversores que compraron los contratos y el BCRA, quién en realidad, de no mediar ningún cisne negro, tiene prácticamente las cartas marcadas porque es quién en definitiva fijar el precio que dirime al fin de cuentas quién gana y quién pierde. Si bien el mercado arbitra, en este caso tasas de interés, y determina el precio del dólar futuro, las apuestas son en realidad en su mayoría una cobertura frente a una posible devaluación y por ende el BCRA tiene en su mano la chance de torcer la pulseada para uno u otro lado. Claro si las circunstancias lo permiten, es decir, que tenga un buen poder de fuego para intervenir en el mercado spot o bien las expectativas devaluatorias no están exacerbadas. Así y todo, la historia es aleccionadora en cuanto a que a veces el BCRA pierde el control de la situación estas intervenciones terminan siendo una fuente importante de emisión monetaria. Porque el vendedor del contrato en realidad pagará, si es el caso, el diferencial entre el precio del dólar que vendió y el que realmente cotiza el mercado. Si el precio de mercado es mayor al que vendió el BCRA, el ente monetario deberá abonar la diferencia. En caso contrario al inversor no le conviene ejercer el contrato y por lo tanto no hay emisión al respecto. Todo esto no es un tema menor ya que en momentos en que precisamente no abundan las reservas disponibles, aunque puede haber algo del swap con China y ojalá del FMI, la demanda esperable por cobertura de riesgo cambiario que empezará a asomar cuando comiencen a vencer los contratos cortos luego de las PASO y principalmente después de la primera vuelta y cuando sobreviene el cambio de administración, promete superar, como de costumbre, la exigua oferta oficial. De ahí la relevancia de tener capacidad para intervenir en los futuros para apaciguar las expectativas y la presión sobre el spot.

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