Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LXVIII)

 Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte LXVIII)

Macri estaba aterrorizado. La economía se iba por el resumidero, Cristina Kirchner crecía en las encuestas, mientras la popularidad del presidente se desplomaba. En mayo de 2019, llegaba una nueva “misión del FMI”. El segundo programa que sobrevino luego del primer chasco, también había resultado un fracaso en términos de inflación y nivel de actividad, lo cual nutria la ansiedad de inversores y mercados que veían apagar las luces de la economía argentina.

Ante la caída de la recaudación de marzo 2019, el FMI le había permitido al ministro Nicolás Dujovne la reducción de la meta de superávit primario que estaba prevista para el segundo trimestre 2019, desde $ 40.000 millones a $ 20.000 millones. ¿Un aporte adicional a la campaña?, se preguntaba la oposición. Aunque el aritmético desvío fiscal se presentaría justo en el último trimestre del año, cuando se verificaría la realidad del déficit anualizado que impediría seguir realizando desembolsos y así también, limitaría sus chances de éxito. Así las cosas, en algún momento podría explotar la granada sobre la que se había tirado el FMI.

- ¿Temían los inversores que tomaron conciencia de las dificultades hasta la finalización del mandato de Macri? -Pues sí. Si sospechaban, y permanecían agazapados.

Dicho de otro modo, si así no fuera-los más codiciosos, los que suelen salir apresurados de las crisis financieras-, tendrían seis meses más de tiempo para seguir especulando y ganando toneladas de dólares con el fenomenal “carry trade” (bicicleta financiera) que acompañó, y en parte, por la cual será recordada para siempre la presidencia del ingeniero Mauricio Macri: “tiempo de mammón”.

Mammon es una palabra aramea que significa “dios de la avaricia”, su etimología es un demonio al cual denominan mammón, representando uno de los pecados capitales como lo es la avaricia. La palabra griega pleonexia, significa avaricia, avidez, ventaja, codicia.

En el aspecto político, si bien hubo un blanqueo oficial de las encuestas electorales oficialistas en abril-ya no se podían seguir enmascarando-, estas concitaron gran inquietud y anticiparon la prevista fuga de inversores, acorralados por la caída de la recaudación, la destrucción de la actividad económica y un reclamo social creciente, como no se veía desde 2001.

En marzo 2019 los sondeos de encuestadoras oficialistas organizadas ya exponían la igualdad competitiva entre Cristina Kirchner y Mauricio Macri, que suscitaría un eventual ballotage. En abril, el eventual triunfo de Cristina si se presentaba, lucia inocultable. Inclusive fuentes informales, le daban mucho más de los reconocidos nueve puntos de ventaja sobre el candidato Macri. Era el peor momento del retorcido proceso político y económico.

En ese momento sabíamos que seis meses de tiempo era toda una vida en una elección presidencial, pero lo cierto es que crecía la evidencia que, si se decidía Cristina Kirchner, tenía más chance de regresar a la Casa Rosada, que Mauricio Macri de quedarse. El retorno contingente de la ex presidenta no tenía nada que ver con la fuga de capitales. Los especuladores llegaron con Macri, hicieron sus negocios, y cuando los números cerraron, no tenían ningún incentivo para permanecer en el pais de sus experimentos fallidos, ni tampoco de financiar una nueva aventura política.

Ya podíamos hablar un poco, gracias. El presidente poseía tanto desasosiego que llamó a una mesa, a todas las fuerzas vivas y aun, a quienes hasta ese momento eran el ejemplo de todo “lo que no había que hacer” en un gobierno. ¿Le preocupaba el pueblo o el pais?

- ¿Acaso se trataba de frenar el riesgo que corrían las fuentes de trabajo-empresas-, o buscaba revertir la destrucción de 250.000 puestos de trabajo registrado en doce meses? - ¿Seria para dar por aceptadas las imbricaciones de Cambiemos con los privilegios, las desigualdades y las exclusiones que estuvieron enmascaradas a través de sus formulaciones marketineras? - ¿Sería una reunión de adhesión a los 10 puntos (ver artículo LXVII), con neutralidad de contenido, saturada de negacionismo?

El escenario era paradójico y estaba plagado de contradicciones: A Cristina: “¿había que meterla presa por chorra”, o era una líder imprescindible para que el FMI no le retirara el apoyo al país?

Desde diciembre de 2016 los ciudadanos-el pueblo-no gobernó por medio de sus representantes, estos no conocen de finanzas, y los congresistas ni siquiera opusieron restricciones modestas a los capitales financieros de corto plazo. Gran parte de la oposición tampoco ayudó a frenar las legislaciones y normativas que fueron beneficiando a unos pocos de manera episódica, a pesar de las aseveraciones rutinarias de alivio.

El esfuerzo social de reducir el gasto primario era desmoralizante para una población que desconocía los efectos de las aplicaciones de política económica. El malestar social crecía y reducía las chances del oficialismo, lo que presionaba al alza el riesgo país y el tipo de cambio, con riesgo de otra vuelta de ajuste monetario.

Sintetizando, un círculo harto vicioso ineficaz. Como sugiere Foucault, la economía es una ciencia lateral con respecto al arte de gobernar, que no puede ser la ciencia del gobierno. Opuestamente al enfoque del FMI, la economía y la libertad de los mercados constituyen el límite de la política, y eso no se puede tocar sin consecuencias.

En diciembre de 2015 el FMI no estaba. Lamentablemente, en 2023 se siguen pagando los excesos de la verdadera fiesta de los globos amarillos 2016-2017, más las fallas 2018-2019 del FMI, apoyando una gestión económica incoherente.

Cambiemos descubrió la manera de detener el tsunami mediante un “trade off” perverso (consigue un objetivo ahora, y posterga otro propósito para el futuro). Establecieron por 4 años el: “sufra ahora y mañana será feliz”. Paradójicamente, el apoyo del FMI permitió la potenciación de altas tasas de inflación, evitando los riesgos de default, mediante otro “trade off”, “paguen ahora y quiebren en el siguiente periodo de gobierno”.

A la pesada herencia del próximo Gobierno (Alberto Fernández) le preexistiría una brecha de déficit global de 10 puntos del PBI, esto era alrededor de u$s 50.000 millones de dólares, que con Macri era financiado por los u$s 25.000 millones del FMI, u$s 10.000 millones de generosidad del sector privado que había renunciado involuntariamente al crédito, más el impuesto inflacionario recaudado por el Estado y, los depósitos en pesos y dólares del Tesoro, que en 2019 finalizarían con un nivel escaso, en extremo.

En 2020, los desembolsos del FMI serian “cero”, ya no se podría seguir reduciendo el crédito al sector privado que financiaba con lo que debía ser su propio crédito, cediéndolo para sufragar el déficit cuasi fiscal. Un extraordinario y pocas veces visto “crowding out” (expulsión del sector privado del beneficio del crédito, por parte del sector público). Se carecería de la creciente mayor capitalización de intereses de las Leliq, por lo tanto, el próximo gobierno tendría que descartar el déficit fiscal y cuasi fiscal, sin opciones disponibles. Fuera de imaginar aun, que en 2020 aparecería la pandemia COVID-19.

Cuando “los únicos privilegiados son los mercados”, la democracia entera se ve amenazada. Al desaparecer la capacidad de establecer límites y entronizar la racionalidad de los mercados, el resultado había sido, en extremo inefectivo.

Director Ejecutivo de Fundación Esperanza. Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros.

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