Mientras todavía esperan por la recesión, regresó el mercado bull a Wall Street

 Mientras todavía esperan por la recesión, regresó el mercado bull a Wall Street

Wall Street te da sorpresas. La recesión que facturó el mercado bear en 2022 no acudió a la cita. Aunque se la espera igual. La curva invertida de los bonos del Tesoro y la caída constante de los indicadores económicos líderes mantienen el pronóstico sombrío a rajatabla. Después de todo, esta semana, una recesión subrepticia tocó el timbre en la eurozona cuando nadie la aguardaba así, tan de golpe. Resulta que las cuentas nacionales corrigieron sus números a la baja, y la pesadez de Alemania, Irlanda, los Países Bajos y Grecia certificó una leve retracción que ya estaba instalada pero se ignoraba. En cambio, lo que la Bolsa de Nueva York sí recibió fue una notificación de desalojo de su principal ocupante. Se marcha el mercado bajista, y lo desplaza un flamante mercado bull.

¿Y la recesión? No se sabe, no contesta, pero tampoco retira sus fantasmas. A la Bolsa no le importó (de hecho, ya pagó por una recesión el año pasado). Lo relevante es que el S&P 500, desde los mínimos de octubre escaló más de 20%. Es la definición trivial de un mercado alcista, la condición mínima indispensable. En 2008/2009, un novillo más impetuoso todavía remontó una cuesta de más del 20% de noviembre a enero para ensartarse luego a manera de anzuelo, la típica trampa de los osos.

El piso verdadero del ciclo se forjó después de un derrumbe que recién se detuvo en marzo. ¿Estamos pues ante un toro de raza? ¿O es una traición embozada? Si todo fuera trepar, el Nasdaq avanzó 27% en lo que va del año, pero nadie confunde un rally concentrado en siete papeles con un genuino mercado alcista. Y el S&P 500 es una canasta amplia y diversificada pero que pondera por capitalización. De ahí que también refleje la fiebre por las grandes firmas tecnológicas de forma excesiva.

¿Es esto un engaño entonces? Dos factores sugieren que no. Los mínimos de la Bolsa datan de octubre. Siete meses invictos, bajo la espada de Damocles de una recesión inminente, es un filtro sólido para sospechar una buena casta. Y la participación, deficiente, no es tan pobre como se afirma. Un índice con las acciones del S&P 500, que las pondere a las 500 por igual, ya anticipó también su veredicto alcista. En febrero completó un recorrido de 21% desde el piso (aunque solo conserva un millaje de 15%). Más todavía, las acciones de pequeñas empresas -el índice Russell 2000- eran el talón de Aquiles de la ofensiva. Dos semanas atrás, las llamadas “small caps” cotizaban en rojo en 2023. Ahora lideran el avance (subieron 6,5% en junio y 6% en el año). Se decía: “Wall Street apuesta al aterrizaje suave. Con la euforia confinada a un puñado de papeles… Deberá ganar participación, crecer a lo ancho más que a lo alto para tornarse de veras creíble.” Visto en altura, ya da la talla de un mercado bull. Y su espesor se engrosa con rapidez. Otras dos inercias juegan a su favor: el repliegue de la volatilidad (con el VIX por debajo de 15) y la magra exposición en acciones de los portafolios. Eso sí, nadie confiará del todo hasta no reconquistar la cumbre absoluta. Tras el avance de 20%, el S&P 500 quebró los 4300 puntos. Le restan otros 500 para derrotar el escepticismo.

La Fed se reúne martes y miércoles, y avisó que piensa en tomarse un descanso después de diez subas consecutivas de tasas (y un aumento de 5 puntos completos). Un mal número de inflación de mayo la forzaría a continuar la faena, pero no es la intención mayoritaria. Ya se dijo: la prudencia hoy pesa más que la data-dependencia. No se vio venir el chubasco de los bancos regionales y Credit Suisse. Tampoco la recesión técnica de la eurozona. O la desvalida recuperación china tras la cuarentena interminable (con su tendencia deflacionaria).

La inflación baja pero despacio. Así, la suba de tasas no terminó. Habrá que insistir (y se lo mostrará en un nuevo mapa de puntos). Solo que urge no romper nada para proseguir y dominarla (lo extremo puede ser enemigo de lo bueno). Una pausa aporta conocimiento y flexibilidad. Canadá y Australia la usaron para pisar sobre seguro y no tuvieron problemas en volver a gatillar. Es lo que la Fed planea realizar en julio si no detecta un freno crediticio en seco de la banca. El mercado bull “técnico” precisa para consolidarse que Powell & Compañía logren el aterrizaje suave. Que no les tiemble el pulso cuando hace falta, la inflación es el enemigo de todos, pero que sean pacientes para calibrar bien el efecto acumulado de su propia intervención.

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