Periodista: La inflación de mayo era el último obstáculo para que la Fed pudiera tomarse un respiro en la reunión (que termina hoy). Los precios al consumidor crecieron 0,1%. La inflación interanual bajó a 4%. Un año atrás supo ser 9,1%. ¿Examen aprobado?
Gordon Gekko: La causa a favor de desensillar -por primera vez desde marzo 2022- y hacer una pausa condicional está ganada. Antes de conocer los números, los futuros retenían todavía el escenario de una suba de tasas de un cuarto de punto con un 20% de probabilidades. Después, se derrumbó a 1% (y cerró en 8%). Tómelo como una constancia de que no se espera que la decisión sea unánime.
P.: ¿Tan bueno es el informe?
G.G.: No. Pero alcanza y sobra para justificar dar un paso al costado en la reunión. El diablo está en los detalles. Y no hay que hurgar mucho. Apenas un renglón más abajo de los titulares de la noticia.
P.: El mercado no tuvo objeciones para festejar. ¿Qué es lo que a Usted no le gustó?
G.G.: La inflación núcleo -la versión que excluye energía y alimentos- aumentó 0,4% en mayo. Desde diciembre, repite esa cifra todos los meses con la excepción de febrero (cuando escaló 0,5%). No soy yo el que va a plantear que no hay progresos, son los halcones dentro de la institución. Jay Powell, el gran jefe, deberá convencerlos de esperar más información con la promesa de despachar otra suba en julio.
P.: ¿Qué tan fácil le resultará? ¿Cree que pudiera haber una sublevación?
G.G.: No creo. Debe ser lo conversado. Cada uno podrá desahogarse después con sus declaraciones en público. Ese mosaico de opiniones divergentes debería reflejarse también en un aumento de la tasa terminal en el llamado mapa de puntos.
P.: Esta es una reunión especial. No sólo por la pausa, también toca actualizar las proyecciones económicas. El mapa de puntos se mantuvo en marzo. Sin cambios con respecto a diciembre cuando nadie esperaba un mercado laboral tan robusto en 2023. ¿Qué modificaciones prevé?
G.G.: Una tasa terminal que pase de 5,25% a 5,75%. Ahí podrán descargar su agresividad los más picantes. Quizás algún ave solitaria se anime a llegar a 6,25%.
P.: ¿Cree que hace falta estirarse tanto?
G.G.: Esto es prueba y error. La tasa de interés ya se ubica por encima de la inflación núcleo. No hay presiones desde el lado de los commodities. La OPEP cortó la producción de crudo. Rusia, lo mismo. Arabia Saudita anunció que sumará otro recorte unilateral, y nada.
P.: El barril de Brent languidece por debajo de los 70/75 dólares.
G.G.: Esa debilidad es sospechosa, aconseja pisar con cuidado. La eurozona se atascó en una recesión técnica. China se desinfla (y de hecho el Banco del Pueblo se robó las cámaras con una baja inesperada de la tasa de repo a siete días, un precursor de otras bajas de tasas probables en camino). China era la carta comodín para sumar presiones inflacionarias inesperadas con su regreso a la actividad plena.
P.: ¿Y se fue al mazo?
G.G.: Correcto. Queda claro que la política monetaria ya no es un concurso de tiro al blanco como lo fue el año pasado. La crisis de los bancos regionales fue un aviso a tiempo. Creo que le concedió el derecho de paso a los defensores de la prudencia y la paciencia en la Fed.
P.: Todo bien. Pero la inflación subyacente no declina. 5,3% es un nivel muy elevado.
G.G.: La inflación supernúcleo (la versión núcleo sin dos componentes que hoy meten ruido como vivienda y autos usados) acaricia la meta: 2,3% anualizado, el último trimestre. Ser paciente no es una irresponsabilidad tampoco. Si algo se rompe por un exceso de énfasis, puede resultar más difícil seguir con la disciplina monetaria y dominar la inflación. No todo es tan lineal. Lo que la Fed está haciendo ahora es previsible. Busca el cauce de política que siempre le sentó mejor.
P.: Una de cal y otra de arena.
G.G.: La suba de tasas no terminó. La pausa, ceteris paribus, supone un aumento en la próxima reunión. Si se quiere, piense que la tasa subirá un cuarto de punto cada tres meses. Es lo que hizo la Fed entre 2015 y 2018. Pero ya hay mucha cal acumulada. No debería faltar mucho. Y si nos pasamos de rosca, no debería ser tan grave rebobinar. Aunque la idea es no tener que hacerlo. Y menos que menos antes de fin de año.