Las turbulencias en los vuelos son un fenómeno muy familiar para los viajeros frecuentes y, en muchos casos, puede resultar incómodo o hasta incluso peligroso. En los últimos años se ha observado un preocupante incremento en la intensidad y la cantidad de la turbulencia en todas partes del mundo. Este fenómeno ha sido objeto de numerosas investigaciones científicas, y la evidencia sugiere que el cambio climático desempeña un papel fundamental en esta.
Científicos de la Universidad de Reading, en Reino Unido, estudiaron estas perturbaciones atmosféricas en cielos despejados, que son más difíciles de evitar para los pilotos, y descubrieron que las turbulencias severas aumentaron un 55% entre 1979 y 2020 en una ruta muy transitada en el Atlántico Norte.
"Sabíamos que estaba sucediendo, pero es impactante ver un aumento del 55 por ciento. Es un poco aterrador cuando ves estos valores tan altos", dijo Paul Williams, coautor del estudio y científico atmosférico de la Universidad de Reading, en un comunicado de prensa. "Las aerolíneas deberán empezar a pensar en cómo manejarán las turbulencias".
Si bien el aumento de la turbulencia fue más pronunciado sobre los Estados Unidos y el Atlántico Norte, el estudio también encontró significativamente más turbulencia en rutas populares sobre Europa, Oriente Medio, el Atlántico Sur y el Pacífico Oriental.
Las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes del combustible de los aviones, calientan la capa más baja de la atmósfera terrestre, la troposfera. Ese caos, derivado de la creciente diferencia de temperaturas entre la troposfera y la estratosfera, está impulsando el aumento de la turbulencia de aire claro.
"Después de una década de investigaciones que muestran que el cambio climático aumentará la turbulencia de aire claro en el futuro, ahora tenemos evidencia que sugiere que el aumento ya ha comenzado", Isabel Smith, meteoróloga y estudiante de doctorado en la Universidad de Reading, que estuvo involucrada en el estudio publicado.
Se espera que los veranos, épocas de viajes con más actividad y generalmente menos turbulencia, experimenten un aumento mayor que los inviernos, que históricamente tienen más turbulencia. Pero para 2050, los veranos podrían ser tan turbulentos como los inviernos de la década de 1950.