Twitter, propiedad del empresario Elon Musk, dejó de pagar sus facturas de Google Cloud. Esto supone una nueva estrategia de reducción de costos que viene se viene impulsando desde que el magnate adquirió la red social, negándose a saldar su deuda pendiente.

El propósito es presionar a Google para que renegocie el contrato que los une, que debería renovarse a fines de junio. Desde marzo, Twitter intentó modificar los términos de su relación con la plataforma, pero hasta ahora no tuvo éxito.

En 2018, antes de la llegada de Musk, la plataforma firmó un contrato de varios años con Google para obtener los siguientes servicios: opciones para combatir el spam, el material vinculado al abuso de menores y la protección de cuentas. Los sistemas que la plataforma utiliza para encontrar contenido dañino o los medios que lo contienen también están todos alojados en Google Cloud.

De igual manera, Twitter adoptó una postura similar con respecto a Amazon Web Services, demorando los pagos por los servicios recibidos. Esta acción generó que amenace con retener los pagos por concepto de publicidad.

Desde que Musk tomó las riendas de Twitter una compañía que, según él, iba camino de la quiebra, tomó medidas drásticas para reducir costos. Su primera medida fue despedir a caso la mitad de los empleados de la empresa, tan solo una semana después de hacerse cargo.

También subastó varios artículos de Twitter y estableció cuotas para acceder a algunos de los servicios de la red social, como el Twitter Blue.

Una de las más recientes estrategias para no pagar se extendió a los alquileres adeudados de las oficinas de la empresa. Muchas de las cuáles decidieron cerrar como parte de su plan de recorte de gastos.