Teóricamente, la Luna no tiene las condiciones habitables necesarias para albergar vida tal como la conocemos, ya que cuenta con una atmósfera extremadamente delgada y sin protección contra la radiación dañina del espacio. Además, las temperaturas en la superficie lunar pueden oscilar drásticamente, desde extremadamente calientes durante el día hasta atrozmente frías durante la noche.
A pesar de todos estos datos fácticos, un reciente estudio por parte de científicos de la NASA alienta la posibilidad de que si pueda existir vida, y que esta podría estar más cerca del planeta Tierra de lo que creemos.
Prabal Saxena, científico planetario del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA (GSFC, sigla en inglés), señaló que no es del todo correcto afirmar que no hay vida en la Luna. “Dada la investigación reciente sobre los rangos en los que puede sobrevivir cierta vida microbiana, puede haber nichos potencialmente habitables para esa vida en áreas relativamente protegidas en algunos cuerpos sin aire”, dijo en una entrevista.
El científico explicó que en esta zona de la Luna existen cráteres súper fríos a los cuales no da el Sol, debido a la sombra permanente, por ello no están expuestos a la radiación dañina de sus rayos, lo cual posibilita un lugar propicio para la supervivencia de microbios con capacidad de vivir en condiciones extremas.“Estamos trabajando para comprender qué organismos específicos pueden ser los más adecuados para sobrevivir en tales regiones”, indicó Saxena.
La organización presentó otro potencial descubrimiento sobre los posibles sitios de aterrizaje para la misión Artemis, y es que creen que existe la posibilidad de que aquellos que pisaron antes el territorio lunar hayan dejado microbios, o tal vez lo hicieran los distintos robots y mecanismos que han enviado posteriormente. “Vemos a los humanos como el vector más probable dada la gran cantidad de datos que tenemos sobre nuestra historia de exploración”, afirmó.
Ya han habido registros de organismos capaces de sobrevivir a ambientes extremos, como es el caso de la bacteria Deinococcus radiodurans, apodada Conan la Bacteria, la cual demostró poder sobrevivir a las condiciones extremas de Marte tras una serie de pruebas por parte de científicos que simulaban las condiciones del planeta rojo, entre ellas: desecación, congelación y radiación.