La gigante farmacéutica Pfizer se quedará sin varias dosis de penicilina, usada en tratamientos para la sífilis, la faringitis estreptocócica y otras infecciones, a finales de este año, a medida que la escasez del producto se extiende a toda la cadena de suministro de antibióticos de EEUU.

Los antibióticos básicos han escaseado en EEUU desde octubre, cuando las crecientes tasas de infecciones respiratorias llevaron a una mayor demanda de amoxicilina, el antibiótico más popular. La escasez de la forma infantil de este medicamento generó una mayor necesidad de antibióticos como la penicilina, que trata infecciones similares.

La escasez de medicamentos está en su punto más alto en cinco años, según el servicio de información sobre medicamentos de la Universidad de Utah, que realiza un seguimiento de los suministros. Los comités del Congreso y un grupo de trabajo de la Casa Blanca están actuando para abordar este problema, que ha afectado a la industria durante más de una década.

“La interrupción del suministro es el resultado de una combinación compleja de factores que incluyen aumentos significativos en la demanda, debido a un aumento en las tasas de infección de sífilis, así como a la escasez competitiva”, dijo Pfizer en una carta, fechada el 12 de junio.

Un funcionario de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, sigla en inglés) de EEUU que habló bajo condición de anonimato dijo que la agencia ha estado cooperando con la Casa Blanca, pero que no puede solucionar los problemas de suministro por sí sola porque las fuerzas del mercado están sacando del negocio a los fabricantes de medicamentos genéricos, lo que contribuye a la escasez.

Las empresas que compran medicamentos a granel enfrentan a los fabricantes entre sí para hacer caer los precios, lo que reduce los márgenes de las farmacéuticas, dijo el funcionario. Esto deja a los fabricantes con poco dinero para mantener cadenas de suministro sólidas o, en algunos casos, seguir fabricando medicamentos.

Otro funcionario de la FDA dijo que la agencia ha sugerido que los fabricantes de medicamentos genéricos necesitan incentivos, como exenciones fiscales, para impulsar la fabricación.