En su política de ajuste monetario para combatir la inflación, el Banco Central Europeo (BCE) elevó las tasas de interés en 0,25 puntos porcentuales, configurando el octavo incremento consecutivo.

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De acuerdo con las últimas estimaciones del organismo a cargo de Christine Lagarde, se espera que la inflación alcance el 5,4% en 2023, en comparación con el pronóstico previo de 5,3% en marzo. Las proyecciones indican que la suba de precios caerá al 3,0% en 2024 y al 2,2% en 2025, acercándose al objetivo del 2% establecido por la institución.

La economista francesa adelantó que: “A menos de que haya cambios sustanciales, las tasas seguirán subiendo en julio”, avanzando así sobre la decisión del BCE para la reunión del próximo mes.

En cuanto al Producto Interno Bruto (PIB), se prevé un crecimiento del 0,9% este año, en comparación con la proyección anterior del 1,0%. Para 2024 y 2025, se pronostica un crecimiento del 1,5% y 1,6%, respectivamente.

"La inflación está mostrando signos de desaceleración, pero se espera que se mantenga demasiado alta durante un período prolongado", afirmó el BCE en un comunicado que acompañó el incremento de las tasas.

La tasa de depósito de referencia ahora se sitúa en 3,50%, su nivel más elevado desde mayo de 2001. La tasa de refinanciamiento se ubica en 4,0% y la tasa de facilidad marginal de crédito en 4,25%.

Después de una década de política monetaria laxa, el BCE inició un ciclo de ajuste sin precedentes para contrarrestar el aumento de los precios al consumidor debido a la situación en Ucrania y la ofensiva rusa.

Con el incremento de las tasas, los bancos centrales reducen la demanda de crédito, lo cual impacta la inversión y el consumo de hogares y empresas, resultando en una disminución de la demanda y la presión sobre los precios.