Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte XXVII)

 Debate por la deuda pública: crónica de un default anunciado (Parte XXVII)

Mediados de enero de 2017. “Hay que explicar que vamos bien”. “Estemos más cerca de la gente escuchemos, expliquemos, tengamos paciencia, seamos austeros” (Macri a sus ministros, de regreso de sus largas vacaciones y, antes de partir en una gira de un mes por Europa). La gira internacional que iniciaba el presidente implicaba que, de 40 días, estaría solo 5 días en la ejecución del gobierno.

El ala técnica del gobierno y los economistas guardaespaldas del mercado, se mostraron ineficaces. Las políticas del gobierno habían erosionado la popularidad de Cambiemos que caía en las encuestas estrepitosamente mientras comenzaba la protesta social, congregando a un amplio arco de representantes que iba desde los trabajadores despedidos hasta la indulgente CGT, que ya se veía agobiada por la detención de dirigentes. Si confluían las organizaciones junto a la desaceleración económica que ya era palpable, podían provocar problemas, independientemente de la exhibición que hacia el gobierno de los números previos a las elecciones de medio término.

La inflación había subido y las expectativas futuras de inflación, también. La incoherencia de las prácticas y el relato, el titubeo ante las presiones del círculo rojo que quería sangre, las limitaciones del staff, las nuevas internas, la intensificación de peligro económico y social, las eventuales consecuencias de un desenlace de las Lebacs, el endeudamiento creciente y la persistencia del dólar barato, hacían que las encuestas desanimaran al presidente Macri.

La corrupción de López y Báez ya no alcanzaba para rellenar noticieros. La corrupción Macrista-“parques eólicos, Panamá papers-los nombres del blanqueo-el soterramiento del Sarmiento-causa Correo-perdón de deudas a las energéticas-colectivos importados que no pagaban derechos aduaneros-etc.

El deterioro de la situación social y política no era la continuación de la historia 2015. Cristina Fernández de Kirchner se había despedido en medio de la algarabía popular, con bajísimo endeudamiento, la sociedad conforme tenía trabajo y, lo poseía mejor remunerado. Jubilados con medicinas gratuitas y seguridad ciudadana frente a las “avivadas comerciales” del período Macri.

En este punto, enfatizamos el escollo de la incapacidad de resolver los problemas económicos como la inflación. La ciudadanía descontaba que el gobierno de Macri terminaría con la inflación, no que la potenciaría.

El peronismo es una fuerza de oposición que aun vencida, es capaz de frenar o condicionar políticas de reforma laboral que requieran aprobación del Congreso. Macri ganó, pero no consolidó un paragua legislativo para hacer cualquier cosa, y tampoco se podía gobernar por decreto todo el tiempo. El presidente estaba obligado a buscar acuerdos, equilibrios y colaboración, ya no sólo con los peronistas dispersos, sino con sus propias fuerzas. Bajo estas circunstancias políticas, el contexto exigía un margen para implementar políticas poco populares. No existía, por eso arremetía contra los sindicalistas.

Marcos Peña y Duran Barba no consideraron el hecho de que los CEOs en el gobierno comenzaran a erosionar a la propia coalición gobernante. Entre los aliados del PRO, ya había gente saturada de los aumentos de Aranguren-ex Shell, Quintana, Lopetegui y Cabrera. El ascenso de los CEOs no fue un evento que podamos aislar del desarrollo de la precaria situación social. No tenían idea de los temas sociales.

Por lo tanto, la pérdida de popularidad de Macri era producto del proceso político-empresarial conjunto. Ni más ni menos. Y también de los problemas generados en el ejercicio del poder que dejaba mucho que desear, las marchas y contramarchas terminaban desgastando su credibilidad.

Los consejos de Andy Freyre: “alquilar el quincho, la parrilla, el asado y el sillón” para ganar algo de dinero extra durante el verano, el árbol del Rabino Bergman. La INAUGURACION DE Rodríguez Larreta de una presunta piscina en el Parque de los Niños, una alfombra sintética en el suelo que derivo en burlas en las redes…todo eso provocaba descontento “…Se han corrompido, hacen obras abominables. No hay quien haga el bien…” (Salmo 14)

Desde febrero, las protestas sociales volverían a demostrar su poder, poco a poco se irían convirtiendo en el punto más álgido de una eventual crisis. En ese sentido, la trama de los acontecimientos políticos tal vez podría ser entendida como una consecuencia del divorcio entre los CEOs, la sociedad y los agentes económicos. Las decisiones que se tomaban, ya no parecían ser aceptadas y creídas por parte de los votantes que debían legitimarlas.

El pomposo evento anual, comenzó con tirones de oreja para el presidente Macri en ausencia, que llegaría de Rusia más tarde, con las manos vacías.

El trascurso de la mitad del mandato presidencial ya había demostrado como se daba la relación de la Argentina que “había vuelto al mundo” con el resto de los países. Amistades asimétricas con países ricos y dificultades progresivas en cuanto a los saldos comerciales negativos, evidenciaban un panorama de progresiva opacidad. A su vez, ya se había comprobado como el aspecto financiero había tomado peso propio, instalando indicios de su potencial capacidad de obstaculizar el futuro.

Por consiguiente, parecía que el cambio de gobierno y los problemas estructurales que Argentina presentaba (desequilibrios en la balanza de pagos y déficit fiscal), irían cerrando las puertas que había prometido abrir un exultante Prat Gay, cuando anunció el fascinante levantamiento del “cepo” y la depuración de la “grasa militante”.

En realidad, la relación del país para con el resto del mundo era cada vez más desigual y menos exitosa. Al apuntalarse la reprimarización de la economía junto al coordinado modelo de acumulación financiera, la relación de subordinación se extendía. La planificación a largo plazo no existió y la de corto plazo se corregía cada 24 horas, hasta en 50% de las metas. La inversión productiva no llegaba y por consiguiente el proceso de sub industrialización que se había alcanzado durante el gobierno precedente, comenzaba a esfumarse. El mayor peso por la creciente carga de los servicios de la deuda en las cuentas nacionales, el aumento de la especulación financiera y la pérdida de soberanía en las decisiones referentes a cuestiones sensibles, eran obscenos.

Todas esas tensiones que en otros gobiernos conservadores estaban depositadas sobre el ministro de Economía, que conducía la política económica doméstica y la política económica exterior, estaban depositadas en Marcos Peña, el jefe de gabinete de ministros.

Con su delegación, el presidente y su mano derecha estaban asumiendo la responsabilidad de ser los potenciales gestores de un shock macroeconómico de magnitud, o retrasarlo hasta que llegara el próximo presidente. Christine Lagarde-FMI- advirtió en Davos, el martes 23 de enero 2018-sobre el peligroso endeudamiento de “algunos países”, (percíbase como riesgo de default, su expresión técnica es “riesgo de insolvencia fiscal intertemporal”).

Tal como indicaban las tasas de interés que pagábamos por los incesantes préstamos, las expresiones de la directora Gerente del FMI venía a sumar nuevas dudas.

El presidente Macri, dotado de pleno apoyo del establishment internacional, sustento corporativo-mediático, y guiado por su ambición, estaría a punto de comenzar a cometer sus mayores errores de cálculo. El caviloso y oculto hecho que Duran Barba diera un paso al costado, aumentaba las conjeturas.

El ánimo de colaboración corporativa y política no se extendería demasiado tiempo-ya se les había entregado casi todo lo que pidieron a cambio-. Aunque el éxito de Cambiemos en las grandes ciudades de ciertas provincias forjó una consolidación transitoria, ello no se traduciría en una convergencia de culpas futuras. La falta de convergencia comenzaba a ser notable, y podría comprometer algunos liderazgos y fuerzas provocando serios conflictos.

Tras la salida en puntas de pie de Duran Barba, quedaron expuestas algunas de las vulnerabilidades. Aunque con Duran Barba se sumaron logros electorales y la coyuntura reciente parecía ser favorable después de las elecciones de octubre, Macri se debilitaba en las encuestas por diciembre de 2017, y un contingente fantasma de recesión regresaba desatado por la tasa de interés y el incesante aumento de tarifas. El gobierno no resolvía ningún problema de fondo. Los inconvenientes de peso permanecían sin respuestas.

En ese marco de incertidumbre transcurría el tercer Davos de Macri luego de la decepcionante performance de Prat Gay. Se intentaba más “prueba y error”, y ese sistema que casi siempre daba “error”, apresuraría los tiempos políticos, económicos y sociales.

Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani

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