El mejor jugador de la historia del básquetbol, Michael Jordan, hará un negocio redondo al vender sus acciones de Charlotte Hornets, lo que le supondrá una ganancia de miles de millones de dólares.
Según se informó, Jordan venderá su participación mayoritaria en los Charlotte Hornets a un consorcio de inversión. El grupo de compradores está dirigido por Gabe Plotkin, director de inversiones de Tallwoods Capital LLC, y Rick Schnall, copresidente de la firma de capital privado Clayton, Dubilier & Rice. El grupo también incluye a los músicos J. Cole y Eric Church, dijo un comunicado de prensa de Hornets Sports & Entertainment.
Si bien no se revelaron los términos financieros de la venta, los medios de Estados Unidos aseguran que la operación ronda los u$s3 mil millones. Jordan había invertido en 2010 "apenas" u$s275 millones en dicha compra accionaria. Lo que se dice, un "pingüe" negocio...
El mito de los Chicago Bulls, retirado de las canchas en 2003, se convirtió en ese momento en el primer ex jugador en ser dueño de un equipo de la NBA. Como directivo, sin embargo, el rendimiento de sus Hornets ha sido muy discreto, con únicamente tres participaciones en primera ronda de playoffs desde 2010.
Jordan, que fue una estrella universitaria en el estado de Carolina del Norte, donde se encuentra Charlotte, donde conservará una participación minoritaria en la franquicia en esta operación, sujeta todavía a la aprobación de la NBA.
El ex jugador, de 60 años, conquistó como jugador seis anillos con los Bulls, fue elegido cinco veces MVP (Jugador Más valioso) de la liga, y se colgó dos medallas de oro olímpicas en Los Ángeles 1984 y Barcelona 1992.
Conformó un equipo histórico en los Bulls, en su posición de ayuda base, con la compañía de Scottie Pippen, Steve Kerr y el inefable Dennis Rodman, quien hacía el "trabajo sucio" de marcar a los rivales. Toda esa estela triunfalista fue expuesta magistralmente en la serie-documental "The last dance" (El último baile), que se subió a la plataforma de Netflix.