Como bebida saludable, el agua se lleva todos los premios. Pero hace poco, un estudio publicado en España agregó a la soda como una de las bebidas más sanas para el desarrollo del organismo. Entre las virtudes de la soda, los científicos reconocen que "mantiene la efervescencia, es más refrescante y no aporta azúcares ni calorías insanas".
Las burbujas no son más que agua con ácido carbónico disuelto, que son las responsables del ligero sabor amargo y la efervescencia. Y como sucede con el agua natural, existen diferentes tipos: las carbonatadas, las cálcicas, las sulfatadas, las magnésicas, las sódicas y las cloruradas.
Pero, ¿cómo influye todo esto en su capacidad de hidratar? Aunque no se sabe todavía lo suficiente, parece que la soda hidrata tan bien como el agua sin gas. O incluso mejor, debido a su abundancia de minerales.
Varios trabajos sugieren que el agua con gas mejora la deglución en sujetos sanos, incluso en pacientes con disfagia y alivia la malestares estomacales. Además, ayudaría a reducir el estreñimiento y producir la sensación de saciedad, virtudes que podrían favorecer la reducción del peso corporal.
Un estudio australiano indica que el consumo diario de agua con gas puede prevenir la formación de cálculos renales. El contenido de bicarbonato y el aumento de la carga alcalina. A largo plazo, las aguas ricas en calcio, magnesio y bicarbonato tendrían ventajas en este sentido.
La ciencia respalda la importancia de hidratarse correctamente para mantener la salud metabólica, reducir el riesgo cardiovascular y el síndrome metabólico y prevenir la hipertensión. Concretamente, diferentes estudios indican que las aguas ricas en minerales, incluida la que incorpora ácido carbónico, son beneficiosas para regular la presión arterial. Eso se debe al efecto alcalino y al aporte de magnesio o calcio, mejoran los mecanismos de vasoconstricción y frecuencia cardiaca.
Según indican las evidencias, ingerir un litro de este tipo de bebida diariamente no afecta a la remodelación ósea en mujeres posmenopáusicas. Otro detalle a tener en cuenta es que el potencial de erosión dental del agua con o sin gas es cien veces inferior al de los refrescos.