A no bajar los brazos: esto es lo que tenés que tener en cuenta a la hora de entrenar en invierno

 A no bajar los brazos: esto es lo que tenés que tener en cuenta a la hora de entrenar en invierno

Hacer ejercicio es bueno para la salud mental y física. Sin embargo, se debe tener en cuenta el clima, ya que entrenar en invierno puede causar distintas enfermedades si no se toman los recaudos necesarios. Te acercamos cinco consejos para tener en cuenta en el próximo entrenamiento.

Al cuerpo le cuesta más calentarse en invierno, como a los autos. Si empiezas en frío hay más probabilidades de sufrir una lesión, ya que entrenar sin haber calentado de forma adecuada puede provocar daños en músculos, tendones, ligamentos y articulaciones.

La forma en que se completa el entrenamiento es crucial. Después de un entrenamiento, es importante enfriarse unos minutos antes de estirar en un lugar cálido para evitar la rigidez muscular. En invierno, los músculos se enfrían rápidamente, lo que puede causar espasmos musculares y lesiones si se esfuerzan después. Además, se debe evitar sentarse o acostarse inmediatamente después de un esfuerzo intenso, ya que puede ralentizar la circulación y tensar los músculos.

Es obvio que para entrenar en invierno es necesario usar ropa abrigada. Vestirse adecuadamente en climas fríos se logra mejor siguiendo el principio de vestirse en capas, lo que permite realizar cambios en la temperatura corporal y facilita la remoción de prendas. Es importante llevar suficientes capas y asegurarse de que las extremidades estén cubiertas, ya que irradian una gran cantidad de calor.

El frío intenso puede afectar los bronquios, pulmones y membranas mucosas. Los tubos bronquiales se estrechan y las membranas mucosas se secan, lo que puede causar irritación en la garganta al respirar aire frío. Para evitarlo, se recomienda inhalar por la nariz y exhalar por la boca, permitiendo que el aire se humedezca y caliente a medida que pasa por las vías respiratorias. Es importante no realizar ejercicio al aire libre a temperaturas inferiores a -15 °C, ya que el cuerpo no puede calentar adecuadamente el aire antes de que llegue a los pulmones.

Además, es importante apoyar el sistema inmunológico con una dieta equilibrada y rica en vitaminas y minerales. Las frutas y verduras deben formar la base de esa alimentación. Los tubérculos y diversos tipos de col y ensaladas de invierno, como la lechuga, la endibia o la achicoria roja, son recomendables en los platos. Las frutas de invierno, como las mandarinas, las granadas, así como las variedades que se cultivan durante todo el año, como peras y manzanas, proporcionan una dosis adicional de vitaminas para fortalecer la resistencia al frío.

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