Por Martín Berretti
“Tomé la decisión de que voy a ir a Miami”. La frase de Lionel Messi durante la entrevista con Sport y Mundo Deportivo retumbó en el mundo del fútbol, aunque las versiones en redes y medios que circulaban, previo a su palabra, daban por hecho su llegada al Inter de la Major League Soccer (MLS). La confirmación del futbolista fue una certeza -prácticamente la única- para los usuarios de Twitter, quienes ya habían visto, en cuestión de horas e inexacta información, el “encaminado regreso del 10 al Barcelona”, o la “mudanza a Arabia Saudita”, de gran potencia económica.
Un signo de esta época. Las redes parecen empujar a algunos comunicadores a brindar ciertos datos que no pasaron por el proceso de verificación básico necesario para ser publicado, que, sea de paso, no debería importar la plataforma: válido para el diario papel hace 100 años o para Instagram en pleno 2023.
Lo cierto es que no se trata de un fenómeno local y este caso lo demuestra: desde Argentina seguimos lo que las redes reflejaban en Europa, con la creencia de que, a mayor cercanía, mayor veracidad de los hechos. Pues no fue así.
Correr detrás de la noticia está en el corazón del periodismo, así fue durante siglos y no tiene por qué cambiar. Sin embargo, cuando la tarea de publicar se reduce a un puñado de caracteres y a la posibilidad de un click, la velocidad no debería ser el aspecto más valorado por un periodista, ni siquiera cuando Twitter es -o era, después de varias actualizaciones-, sinónimo de rapidez, del minuto a minuto. Con el riesgo de caer en un idealismo utópico, el criterio que debería primar hoy debería ser, más que nunca, el de la credibilidad; sobre todo porque resulta una cualidad distintiva en la actualidad, no solo por el buen ejercicio de la profesión.
Es que el valor de la primicia parece haber perdido terreno ante el estímulo constante de información y contenido al que estamos expuestos desde hace ya varios años y que, lejos de decrecer, cada vez aumenta a un mayor ritmo. Es decir, resulta casi imperceptible determinar quién fue el dueño de la exclusiva por el bombardeo absoluto de información —verídica o de dudosa procedencia— a la que estamos expuestos por el simple hecho de ser consumidores. Subirse a la ola de la rapidez e instantaneidad, sin la verificación necesaria, genera confusión y hasta hartazgo en las audiencias, a cambio de poco reconocimiento: ¿quién puede determinar, a ciencia cierta, qué medio o periodista fue el primero en publicar que Messi había optado por ir al Inter de Miami?
No es gratis
La sensación de que todo pasa de largo en las redes sociales puede traer lugar a confusión. Es cierto que, ante la avalancha de comunicadores y cuentas especializadas, algunos fallos o imprecisiones pueden pasar “desapercibidos”. Aunque también, los propios participantes de estas redes —sobre todo en Twitter— suelen estar atentos y castigar a quienes producen estos errores y generan desinformación; no por nada colocamos el encomillado.
No se trata solo de usuarios casuales y desconocidos, sino que a veces también instituciones. Ante la confirmación del propio Messi de su nuevo destino, y aunque aún resten detalles de contrato, el Inter se vio casi obligado a publicar un video ante la llegada del crack. ¿Cómo lo presentó? Con una serie de posteos de periodistas y medios que afirmaban que el argentino se iba al Barcelona o prefería la opción que proporcionaba Arabia con sus millones. Las imágenes fueron festejadas por los consumidores de información en redes que, evidentemente, aún valoran más la información verídica que la primicia inexacta.
Docente de la Tecnicatura en Periodismo Deportivo de UADE