Fármacos sin registro sanitario ingresaron a hospital del IESS

La farmacia del Hospital Básico de Durán estaría llena de medicinas si es que sus funcionarios no compraran los fármacos más caros del mercado.

No se trata de productos de una mejor calidad. Lo que ocurre en ese centro médico del IESS es simplemente que los encargados de las compras elaboran estudios de mercado con precios excesivos. Como resultado, el presupuesto alcanza la mitad o la quinta parte.

Un ejemplo se ve en el proceso SIE-IESSHBD-005-2022. En junio de 2022, el hospital adquirió de 27.000 unidades de magaldrato con simeticona de 150 ml (que sirve para el alivio de la acidez estomacal). Por cada frasco pagó 2,59 dólares, cuando el mejor precio en otros contratos parecidos fue de 1,20 dólares. En ese mismo contrato, cada pastilla de omeprazol de 20 mg costó 12 centavos, cuando en el Repertorio de Medicamentos del Sercop está en 1 centavo.

La metformina de 500 g, que ayuda a controlar la cantidad de glucosa en la sangre, fue adquirida en 5 centavos, cuando en el mismo repertorio se encuentra en 1 centavo.

La Contraloría, en su informe, DPG4-0033-2023, detalla la falta de diligencia de los funcionarios como uno de los tantos problemas a la hora de hacer compras públicas.

En el proceso SIE-IESSHBD-005-2022, la calidad de la medicina queda en duda, pues dos fármacos ingresaron a las bodegas con unos registros sanitarios que no constan en la base de datos de la Agencia Nacional de Regulación, Control y Vigilancia Sanitaria (Arcsa). La gliclazida, que se usa para bajar el nivel de azúcar en sangre, aparece en la factura del proveedor Farlab con el registro sanitario 3110-MEN-03-21. Al digitar el número en el portal del Arcsa, la web indica que no existe. Lo mismo ocurre con el carbonato de calcio. Su registro no aparece.

EXPRESO se contactó con Farlab S.A., con la Dirección de Comunicación del IESS y con el hospital, pero no respondieron hasta el cierre.

Lejos de ser un caso aislado, hay otros procesos en donde los recursos públicos sirven para pagar medicina cara.

Las láminas tubulares para esterilizar fueron compradas en 268 dólares, cuando el mejor precio, comprado por otras entidades, era de 41,8 dólares. Esto ocurrió en el proceso SIE-IESSHBD-012-2019.

Lo que llama la atención sobre el accionar del hospital es que las comisiones técnicas no toman en cuenta ni siquiera los precios de los productos comprados en la misma entidad.

En 2022, por ejemplo, se adquirieron mil dosis de lactulosa oral al 65 %, una medicina indicada para tratar el estreñimiento. En junio del año pasado, pagó por cada frasco 1 dólar. Para marzo de 2023, el mismo producto lo compró en 3,30 dólares. Adquirió 8.900 dosis.

¿Por qué ocurre? La Contraloría indica que desde la elaboración del presupuesto se colocan precios inflados. Segundo, los funcionarios no revisan los documentos que entregan las contratistas, que muchos de estos son falsificados. Tercero: para las subastas inversas solo se califica a dos proveedores o tres, casi siempre relacionados entre sí. Lo que hace casi inexistente la competencia honesta.

Cuarto, la casa de salud no compra directamente con el fabricante del producto, sino que recurre a intermediarios. El contrato más grande que el Hospital Básico de Durán ha celebrado entre enero y mayo de este año es de 262.500 dólares. No lo firmó con una empresa farmacéutica o distribuidora. Quien ganó la subasta inversa electrónica es una persona natural, que hoy por hoy constituye una de las proveedoras favoritas del IESS. Solo de enero a mayo ha vendido 2,3 millones de dólares. En todas sus pujas solo ha competido con otra persona natural.

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