María Simma, identificada como una vidente y definida como la "Nostradamus austríaca", habría vaticinado antes de dejar este mundo, que se aproximaba una "intervención de Dios", de carácter catastrófico.

Nostradamus fue un reconocido vidente francés que con sus predicciones cautivó al público debido a su gran cantidad de aciertos en la materia.

Reconocidos desde el Siglo XVI, marcó un camino para las siguientes generaciones que siguieron sus estimaciones y empezaron a reconocer los indicios de los grandes cambios que experimentó el mundo.

Una de ellas es María Simma, una austríaca que tomó parte de sus sapiencias para empezar a elaborar teorías que van más allá de la realidad y evocan a los dioses.

Se asegura que Simma comenzó a conectar con el “más allá” para poder tener noción de las almas del Purgatorio, un lugar conectado con la fe divina y la salvación eterna. Y la austríaca llegó a la conclusión de que el fin del mundo está "cada vez más cerca" y llegaría de una "manera terrorífica, causando un mal a la humanidad".

Con este don y facilidad de conectarse con las almas del Purgatorio, Simma tuvo un panorama más amplio y claro a la hora de dar un vaticinio en 2004, el año donde se produjo su fallecimiento. “Se acerca una intervención de Dios para corregir el mundo”, explicó sobre cómo sería el juicio final.

A partir de ese momento, hasta la fecha, María despertó cierto recelo por parte de la comunidad cristiana por la similitud del proceso con los esoteristas y la polémica quedó instaurada, provocando que otros fieles sigan esa teoría para buscar más pruebas fehacientes que den con una fecha determinada para el desenlace final.