Un ecuatoriano que enamora al mundo con una fruta exótica

Ver a una persona comer el limón más ácido que pueda imaginar y disfrutarlo como si fuera un caramelo sorprende a cualquiera, y más aún con saber que eso es posible gracias la baya mágica, una fruta que en su pulpa contiene una molécula llamada miraculina, que es un edulcorante natural que se queda por unos minutos en la lengua, provocando que cualquier cosa ácida se sienta dulce.

La glicoproteína que tiene la fruta hace que las papilas gustativas que hay en la lengua sientan lo ácido como dulce y no es que al limón le agregaron azúcar, es tan solo que cambia los sabores tras comer la baya.

La fruta se vende en Ecuador en la presentación liofilizada y como actúa sobre las papilas gustativas, las personas con ciertas enfermedades han buscado consumirla. Sobre todo en tiempos de pandemia, cuando el Coronavirus tenía entre sus síntomas la pérdida del gusto. Optar por la baya fue la salida de algunos para poder nuevamente saborear la comida.

Lo mismo para quienes se someten a quimio o radioterapia, porque el efecto de este tratamiento hace que el paciente sienta que el agua sabe a hierro, pero al comer la pulpa de la baya se les quita esa sensación y vuelven a disfrutar de lo refrescante que es el agua. Así lo cuenta Diego Tapia, gerente de Ecuaforestar, la empresa que en el país apuesta por el procesamiento de la fruta milagrosa o baya mágica.

En Quito, una heladería está haciendo el postre sin azúcar y pone como decoración la baya, que es lo primero que se debe comer para luego disfrutar del helado preparado con frutas ácidas. El efecto es de magia, sentir que el postre es dulce sin que tenga azúcar agregada.

Por eso el producto está ganando adeptos entre los pacientes diabéticos, que pueden comer un mousse de maracuyá sin culpa y sin que les suba la azúcar. Así lo cuentan quienes cultivan este fruto.

Diario EXPRESO pudo confirmar cómo la fruta funciona en las papilas gustativas, en la reciente feria productiva realizada por la Cámara de Industrias de Guayaquil (CIG). Por su curiosa oferta, este stand fue uno de los que más llamó la atención.

El nombre científico de la fruta milagrosa es Synsepalum dulcificum, es una planta originaria de África. La semilla la trajo al país un norteamericano hace unos 60 años, pero fue un coleccionista de plantas, Valerio Tapia, quien la hace reproducir desde 1991; y es su hijo, Diego, quien ahora ha logrado liofilizar la fruta y empieza a venderla. Aquí el proceso pareciera sencillo, pero el proyecto llevó un trabajo de más de 30 años; porque la planta empieza a dar frutos a los cuatro años de estar sembrada y es más o menos a los 15 años que da más ganancias. A esto hay que sumar los trámites que fue necesario hacer para obtener la notificación sanitaria.

La empresa Ecuaforestar tiene sembrada en total tres hectáreas en fincas que están en Esmeraldas y en Santo Domingo de los Tsáchilas. En la actualidad se exporta un 15 % de la producción a 10 países: Portugal, España, Italia, Francia, Croacia, Hungría, Estados Unidos, Colombia, Perú y Honduras. “El cliente final nos compra por medio de un courier. Nosotros por 24 bayas cobramos 20 dólares, de allí la persona debe asumir el costo del envío, que varía según el destino”. Según Diego, ellos son la única empresa que en Ecuador vende la fruta milagrosa liofilizada, en aras de recuperar aún su inversión. 

Declarada área de conservación

En enero de 2023 la finca de Ecuaforestar fue declarada como Área de Conservación y de uso Sustentable, por la prefectura de Esmeraldas. En esta finca se han plantado decenas de árboles, algunos son de madera finas, pero que en la finca sirven de muralla, y la prueba de que esto fue que cuando Esmeraldas se inundó semanas atrás, las plantas de la fruta milagrosa no se afectaron, por la protección que le dieron los árboles. El agua entró, pero no dañó nada.

 

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