La resignificación de los espacios de trabajo

 La resignificación de los espacios de trabajo

Hace 2.500 años Heráclito de Éfeso dijo que la única constante es el cambio, y hoy el mercado laboral y de las oficinas, no son la excepción. En línea con la ley de Moore, las computadoras han ido reduciéndose en tamaño, pasando de ocupar habitaciones enteras a caber en las palmas de nuestras manos. Sumando los avances tecnológicos de computadoras conectadas en red, y al hacer uso de los espectros radioeléctricos, además nos permitió la movilidad, característica que viene en nuestra especie desde el origen de los tiempos.

En este contexto, a medida que los nativos digitales empezaron a crecer en proporción en la población activa de trabajo, parece lógico que estemos ahora transitando este camino. La pandemia COVID-19 ha sido un experimento masivo de trabajo remoto, que en definitiva actuó como acelerador de una tendencia que ya estaba en curso. Un velo que se quitaba a una realidad que ya estaba dada, pero que no todos observaban. El viejo modelo de “vivir para trabajar”, en el que no hay balance entre la vida personal y profesional y donde uno recién empieza a disfrutar luego de retirarse, es un modelo que las generaciones desde los 80s para acá juzgamos erróneo. Si combinamos lo anterior con los avances tecnológicos que nos permiten integrar las diferentes áreas de nuestra vida en simultáneo, la división entre ocio y trabajo empieza a difuminarse, y el próximo paso natural será reescribir las relaciones entre empleador y empleado.

En un futuro no muy lejano, las personas ya no dirán que trabajan o pertenecen a tal empresa, sino que hablarán acerca de su proyecto de colaboración en conjunto con las empresas.

Con las nuevas generaciones “copando” las fuerzas productivas, hoy está en las industrias el poder transitar la transformación digital que iniciaron en su momento las TICs. Este es un gran desafío si observamos particularmente la industria de real estate que rige las reglas del mercado de oficinas, una industria trillonaria y milenaria, con ciclos y horizontes largos. Tan sólo entre la elección del terreno, financiación, aprobación del proyecto, construcción y amortización podemos estar hablando de 10 a 20 años. Y por ello, hoy este mercado trae consigo ineficiencias transaccionales y operativas a la hora de acompañar a las empresas en la adaptación a las nuevas tendencias. Por esto mismo vemos que los cubículos tardaron bastante en desaparecer, para dar un primer paso hacia las oficinas abiertas y sin divisiones, en reconocimiento al espacio de interacción social que conforman hoy las oficinas.

Un pensamiento análogo se plantea también en el ámbito educativo, donde el concepto Inverted classroom propone escuchar la clase en casa y reservar el aula para el diálogo e intercambio con los pares, en lugar de escuchar la clase en el aula y volver a casa a hacer la tarea solos. Podríamos encontrar ejemplos de esta lógica transversal en todas las industrias y en el caso del real estate corporativo, la respuesta la trajo la reconfiguración de las oficinas con la aparición de islas de trabajo grupal y colaborativo, así como salas de reunión con equipamiento tecnológico para la integración entre colaboradores virtuales y presenciales, acercando a distintas personas del globo a trabajar juntas como si estuvieran una al lado de la otra.

A su vez, el trabajo se vuelve remoto y los espacios cada vez más necesarios en materia social, inspiracional e inclusiva, si se considera que no todas las personas tienen hogares preparados para trabajar todo el día desde casa. De su lado, las empresas buscan disponer de oficinas descentralizadas, más cercanas a los barrios y viviendas, y de otros espacios de trabajo, mezclando su uso con el de residencias, hotelería o gastronomía, a la vez que las oficinas pasan a asimilarse más a la sala de estar de una casa, o al lobby de un hotel, en la búsqueda por dar respuesta a los nuevos contextos.

Siguiendo la regla de la época que es la integración de espacios y experiencias, que las industrias del real estate, las oficinas y el coworking faciliten lo anterior es clave para acompañar lo que exigen los valores de la flexibilidad y lo colaborativo de la mano de las nuevas tecnologías, en busca del empoderamiento humano y la mayor agilidad para la toma de decisiones.

CEO y Co-founder de HIT.

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