El Sol, nuestra estrella más cercana, es una fuente inagotable de energía y actividad. Entre los fenómenos más impresionantes que ocurren en su superficie se encuentran las llamaradas solares. Estos estallidos de radiación electromagnética de alta energía pueden tener impactos significativos en nuestro planeta.

Los científicos y astrónomos de la NASA monitorean constantemente la actividad solar para comprender mejor las llamaradas solares y predecir su ocurrencia. Las misiones espaciales, como el Observatorio de Dinámica Solar de la NASA, proporcionan observaciones detalladas del Sol y ayudan a predecir la actividad solar con mayor precisión.

Un evento sorprendente ocurrió este 2 de julio, cuando el sol emitió una fuerte llamarada, alcanzando su punto máximo a la 23.14, que ha sido clasificada como clase X 1.0, en el tramo más intenso de la escala.

La misión SDO (Solar Dynamics Observatory) de la NASA, capturó una imagen del evento. La fotografía muestra un subconjunto de luz ultravioleta extrema que resalta el material extremadamente caliente en las llamaradas y que está coloreado en verde azulado.

Las llamaradas solares son poderosas explosiones de energía, que pueden afectar las comunicaciones por radio, las redes de energía eléctrica, las señales de navegación y presentar riesgos para las naves espaciales y los astronautas. La clase X denota los destellos más intensos, mientras que el número proporciona más información sobre su fuerza. Un X2 es el doble de intenso que un X1, un X3 es tres veces más intenso, etc.

La comunidad científica aún no puede determinar completamente qué es lo que impulsa al Sol a tener estos ciclos, pero apuntan a que el campo magnético del Sol es el responsable de controlar su actividad y las manchas solares.

Cuando se produce un estallido de energía en las manchas solares, ocurre en las líneas de campo magnético que se rompen y se vuelven a conectar, manifestándose como una erupción solar. Entonces, cuantas más manchas solares se pueden observar en el Sol, los campos magnéticos son particularmente fuertes y provocan más llamaradas.

Las llamaradas solares pueden tener varios efectos en la Tierra y en nuestras tecnologías. La radiación emitida durante una llamarada puede afectar la ionosfera terrestre, Además, las partículas cargadas expulsadas durante una llamarada pueden interactuar con el campo magnético terrestre y causar perturbaciones en la magnetosfera, el escudo protector de la Tierra.

Estas perturbaciones pueden inducir corrientes eléctricas en las redes de energía y provocar apagones en las redes eléctricas.