Diálogos de Wall Street

 Diálogos de Wall Street

Periodista: Wall Street no titubea. Apuesta con entusiasmo al mercado bull. La curva de bonos tampoco duda. A contramano de las acciones, se invierte más y más. ¿Quién tiene razón? ¿La expansión se afianza, como presume la Bolsa? ¿O nos espera la colisión que ven los bonos?

Gordon Gekko: El mercado de trabajo tiene la última palabra. El producto bruto crece. Y la demanda agregada, todavía más. Mientras el empleo aumente, aunque se desacelere, no habrá problemas. Y tiene margen para ralentizarse bastante -puede caer a un tercio- sin poner el crecimiento en peligro.

P.: La renta bruta, sin embargo, retrocedió en los dos últimos trimestres. Si el PBI avanzó 2,8% y 2%, la renta asociada a esa expansión cayó 3,3% y 1,8%. Deberían ser las dos caras de una misma moneda. Pero, una sube y la otra cae. ¿Cuál dice la verdad? ¿O se compensan?

G.G.: En el corto plazo, estamos plagados de enigmas con las mediciones. Quizás la pandemia tenga mucho que ver. Desde un punto de vista práctico, la respuesta es sencilla. Eppur si muove. La nave va. Falta gente para cubrir vacantes. Y no al revés. Es un fenómeno visible. Mire las solicitudes de subsidios por desempleo. Ahí no hay ninguna imputación, ningún modelo implícito que influya en los resultados, nada raro. Es cuestión de sumar pedidos de subsidios, todos los jueves, en los 50 estados. Semana tras semana. Es una serie simple, larga y anticipatoria.

P.: ¿Y qué observa?

G.G.: Nada excepcional. Se registran los niveles de solicitudes compatibles con una expansión saludable.

P.: La última hornada de indicadores económicos –la primera que trae datos de junio– señala una caída fuerte en el sector de las manufacturas. Tanto el informe PMI de S&P Global como el ISM detectan una contracción en el marco de una tendencia sostenida de debilidad que lleva 8 o 10 meses. La merma de nuevas órdenes es la más severa desde 2009, dice un relevamiento. El nivel de actividad es el más bajo desde mayo 2020, apunta el otro. O sea, desde cuando regía una cuarentena muy severa en los EE.UU. ¿No lo inquieta?

G.G.: Son dos historias que corren en paralelo. Ya hace bastante tiempo. La demanda robusta es la de servicios. Y ahí, además, es donde residen las presiones inflacionarias que no reculan lo suficiente. Y obligan a que los banqueros centrales insistan con la suba de tasas. La demanda y producción de manufacturas, por el contrario, atraviesa una fase de debilidad pronunciada. Y las encuestas revelan la desaparición allí de las subas de precios. La pandemia tiene mucho que ver con esta realidad. El encierro hundió al sector de servicios y alentó hasta la exageración la demanda de bienes industriales (y la inflación del sector, porque no había capacidad de producción para atenderla, ni voluntad de invertir en forma proporcional sabiendo que era una situación puntual). Ahora, el patrón se revierte. Con mucha nitidez.

P.: ¿Podemos tener una recesión manufacturera, y no de la economía en general?

G.G.: Servicios es la parte del león de la economía. Así que es perfectamente posible.

P.: La recesión también podría empezar por ahí, y contagiarse al resto.

G.G.: Bueno, primero tuvimos una recesión inmobiliaria, que parece estar cicatrizando. La suba frontal de tasas de la Fed y de las hipotecas pegó de lleno en el mercado de bienes raíces y forzó una baja de actividad y de precios muy fuerte, desde junio hasta enero. Sin embargo, la actividad agregada siguió su camino imperturbable. Si ahora afloja la industria y se recupera la construcción (y los precios de la vivienda) es como que estamos dando una vuelta en la calesita –a esto algunos le llaman una “recesión rotativa”– más que habilitando una contracción de la economía.

P.: Es la tesis del aterrizaje suave.

G.G.: Si examina la data verá que el recorte de inventarios es más filoso que la caída de nuevas órdenes, no queda claro que vayamos tampoco a una retracción sostenida de la industria. Así no se sorprenda con un rebote para recomponer existencias. Pero la idea del aterrizaje suave que compra Wall Street tiene más que ver con la posición paciente de la Fed. Tiene que extender la cruzada de suba de tasas pero la va a ejecutar, en esta última milla, a baja velocidad. El peligro más grande de recesión hoy estriba en un error de cálculo de Powell. Un error pequeño y lento se puede corregir rápido. Y a bajo costo. O eso cree la Bolsa.

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